Archivo por meses: julio 2004

La verdad y la vida


Es difícil decir la verdad; porque si bien es cierto que la verdad es sólo una, también es cierto que es algo vivo y, por lo tanto, tiene un rostro vivo y cambiante…
Acabo de toparme con esta notable frase de Kafka , en una de sus cartas a Mílena.

Notable para mí, al menos.
Porque me recuerda algo que, hace muchos años, leí en algún libro de Unamuno («El sentimiento trágico de la vida«, creo), un párrafo que me quedó grabado: citando a algún apologista católico (Bossuet?) que argumentaba «Tú cambias, luego no eres la verdad«, Unamuno respondía, polémicamente : «Tú no cambias, luego eres la muerte«.
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# | hernan | 31-julio-2004

Flannery – Greene

Dice Flannery O’Connor en una carta a una amiga, reflexionando sobre la obra de Graham Greene:
… me parece que él intenta presentar la religión de una manera que no repela a los incrédulos, para lo cual la muestra en sus costados más miserables. Y tan bien lo logra, que después sólo puede salvarla recurriendo al milagro
Filosa crítica -me parece- la de Flannery; que apunta especialmente -me imagino- a The end of the affair.
# | hernan | 30-julio-2004

Mil desatinos

…Oh, secretos de Dios, que no me hartaría de procurar dar a entenderlos si pensase acertar en algo, y así diré mil desatinos, por si alguna vez atinase, para que alabemos mucho al Señor.

Dije que no era cosa soñada, porque en la morada que queda dicha, hasta que la experiencia es mucha, queda el alma dudosa de qué fue aquello: si se le antojó, si estaba dormida, si fue dado de Dios, si se transfiguró el demonio en ángel de luz.
Queda con mil sospechas, y es bien que las tenga, porque ­como dije­ aun el mismo natural nos puede engañar allí alguna vez; porque aunque no hay tanto lugar para entrar las cosas ponzoñosas, unas lagartijillas sí, que como son agudas por doquiera se meten; y aunque no hacen daño, en especial si no hacen caso de ellas ­como dije­ porque son pensamientillos que proceden de la imaginación y de lo que queda dicho, importunan muchas veces.
Aquí, por agudas que son las lagartijas, no pueden entrar en esta morada; porque ni hay imaginación, ni memoria ni entendimiento que pueda impedir este bien.
Y osaré afirmar que si verdaderamente es unión de Dios, que no puede entrar el demonio ni hacer ningún daño; porque está Su Majestad tan junto y unido con la esencia del alma, que no osará llegar ni aun debe de entender este secreto. Y está claro: pues dicen que no entiende nuestro pensamiento, menos entenderá cosa tan secreta, que aun no la fía Dios de nuestro pensamiento.
Oh, gran bien, estado adonde este maldito no nos hace mal! Así queda el alma con tan grandes ganancias, por obrar Dios en ella sin que nadie le estorbe, ni nosotros mismos.
¿Qué no dará quien es tan amigo de dar y puede dar todo lo que quiere?…

Santa Teresa de Jesús
1515-1582
Las Moradas (Moradas quintas)
# | hernan | 30-julio-2004

Luna creciente y veraz

«La luna siempre miente… Cuando tiene forma de «C» (que parece decirte: ¡crezco, crezco!), mengua… «

Esto, que dice una española, puede resultar extraño para un argentino.
Como extraño me resultó, hace unos cuantos años, toparme con el cuadro de abajo, titulado «Crescent moon» (Luna creciente).

¿Luna creciente ?

Llegué a pensar en alguna equivocación del autor o del título, o que se trataba de una imagen «espejada». Pero lo pensé un poco mejor, y caí en la cuenta: en el hemisferio norte, las cosas son al revés.
Acá vale la regla mnemónica que nos enseñan de chicos: C = c reciente.
Acá la luna no miente.
Al menos, no en eso…

Luna maligna

Con pérfido aparato
de amorosa fatiga,
luce su oro en la intriga
y en el ojo del gato.

Poetas, su recato
no pasa de su liga;
evitad que os consiga
su fácil celibato.

El dulce Shakespeare canta
su distinción de infanta;
mas, cuando su alma aduna

con Julieta infelice,
Swear not by the moon, dice:
«No juréis por la luna» …

Leopoldo Lugones
# | hernan | 29-julio-2004

Diablo

Ignacio me hace notar que justamente hoy sale en Zenit esta entrevista con el teólogo y cardenal Cottier, sobre el diablo.

Por su lado, una lectora me comenta:
El tiempo que uno dedica a pensar en el diablo, es tiempo que le quita al pensar en Dios.
Tal vez no sea cierto que «la astucia mayor del diablo es hacernos creer que no existe», sino más bien hacernos creer esto último justamente y sacarnos de mejores pensamientos para que nos ocupemos de él y de cómo se lo combate. Cuando, tal vez, la mejor manera de combatir su poder sobre uno sea justamente olvidarse de él y de sus obras.
Lo cual también es verdad, en cierto plano.
-Ah, pero cualquier cosa (o casi) es verdad «en cierto plano»…. Si no aclarás en qué plano, con eso no decís mucho.
Bueno, digamos al menos que no creo que sea un plano irrelevante.


PS: Mi tocayo me recuerda algo de C.S. Lewis, del prólogo a las Cartas del diablo a su sobrino:
En lo que se refiere a los diablos, la raza humana puede caer en dos errores iguales y de signo opuesto. Uno consiste en no creer en su existencia. El otro, en creer en los diablos y sentir por ellos un interés excesivo y malsano. Los diablos se sienten igualmente halagados por ambos errores, y acogen con idéntico entusiasmo a un materialista que a un hechicero. […] Se aconseja a los lectores que recuerden que el diablo es un mentiroso…
# | hernan | 29-julio-2004

Baudelaire – creer en el diablo

Un lector, a propósito de lo de Dios y el diablo, me recuerda esta frase de Baudelaire.
… resulta más difícil amar a Dios que creer en él. Por el contrario, para la gente de este siglo, es más difícil creer en el Diablo que amarlo. Todo el mundo lo siente y nadie cree en él.
Sublime sutileza del Diablo.
No está mal. Y bien típico de Baudelaire [*]
Agregar a la antinomia Dios-Diablo una segunda coordenada : creer-amar … acaso sirva para aclarar algunos matices. Porque amar es una manera de creer, también ; tal vez «creer a» más que «creer en» (sobre todo cuando «creer en» apunta, en un sentido restringido, a la «mera existencia»).
Por eso, cuando decimos o escuchamos «es más fácil creer en el Diablo que en Dios» (o viceversa), podemos decir que es verdad … y su contraria también; pero tal vez estamos mezclando dos sentidos -o dos matices- de la palabra «creer».

Y, por cierto, la misma palabra amar es problemática. ¿Puede uno amar el Diablo, se puede amar el mal ? En sentido estricto -en tanto mal-, es imposible, dice Santo Tomás. Sólo en sentido impropio … (además de que el Diablo no es propiamente el Mal).
Mi lector me llama la atención sobre el matiz que usa Baudelaire en la segunda frase, en que habla de «sentir» en lugar de «amar» [**]; acaso haciéndose cargo de esta impropiedad.

Y hete ahí que ahora, casualmente, buscando la frase de Baudelaire, me encuentro al amigo Volkoff que dice:
Para creer en Dios, hace falta tener fe.
Para creer en el Diablo, no hace falta más que abrir los ojos.
Mmmm… sí, sí… yo hubiera asentido incondicionalmente a esto, en otros tiempos. Pero… no es tan simple la cosa; y puede ser signo de un pathos apocalíptico, que exagera peligrosamente el poder del mal. En cierto plano es verdad, ya lo dije…. pero… yo me quedo con Baudelaire. Hoy, por lo menos.

[*] Recordemos además que Baudelaire, famoso despreciador de la modernidad laica, gustaba de repetir aquello -que algunos le atribuyen- de «la astucia mayor del diablo es hacernos creer que no existe«).
[**] Pero… ¿no será arbitrariedad del traductor ? No. («Tout le monde le sent et personne n’y croit«).
# | hernan | 28-julio-2004

El tiempo nos conduce —siempre— adonde no queremos ir.
Amemos el tiempo.

Simone Weil
# | hernan | 27-julio-2004

Kafka – El consuelo imposible.

No busca consuelo; no porque no lo quiera —¿quién no lo quiere?—, sino porque buscar consuelo significa dedicar la vida a ello; vivir al borde de la propia existencia, fuera de ella, ya casi sin saber para quién se está buscando consuelo, y sin estar ya en condiciones de buscar un consuelo eficaz —no digo verdadero, que no lo hay.

Franz Kafka
«Él» – Anotaciones del año 1920
Me gusta ver en esto —seguramente con muy poca justificación— una variación sobre aquello de «quien quiera salvar su vida la perderá«.
# | hernan | 26-julio-2004

Dios y el diablo

— Qué creas en Dios, vaya y pase. Pero ¿también creés en el diablo ?
— Cómo no. Si me apurás, te diría que es más fácil creer en el diablo que creer en Dios.
Esto —o algo parecido— contesté a un amigo agnóstico, hace muchos años.
Y un personaje de Castellani (o de Chesterton?) opinaba igual.

Hoy, no.
No podría decir que creo más (o que me resulta más fácil creer) en el diablo que en Dios. Para nada.

No es que la afirmación no tenga su costado verdadero («Dios es, pero no parece. El diablo parece, pero no es«, decía Simone Weil… y recordaba lo que Satanás dijo a Cristo: «el poder y la gloria de estos reinos a mí me ha sido entregada, y se la doy a quien quiero» Lc 4.6). Es cierto también que los modernos estamos demasiado inclinados a ignorar al diablo. «El diablo parece» (es decir, es patente) dice Simone, sí; pero no en tanto diablo, sino en su poder (de otro modo, no sería el seductor que es).

Pero igual yo estoy contento por esa «evolución» mía.
Espero no engañarme.
# | hernan | 25-julio-2004

La hora de los santos

Son los santos los que mantienen esa vida interior sin la cual la humanidad se degradaría hasta perecer. En verdad, sólo en su propia vida interior puede el hombre encontrar los recursos necesarios para escapar de la barbarie, de la servidumbre bestial del hormiguero totalitario.
Oh, sin duda podría creerse que ya no es época de santos, que su hora ha pasado. Pero la hora de los santos siempre está llegando.

G. Bernanos
La cita proviene de un libro que compré -usado- hace poco, de un tal Bernard Alba -autor que desconozco por completo. Es un ensayo semi biográfico sobre mi querido Bernanos; un buen libro, que me ha deparado alguna que otra linda sorpresa. Como la descubrir que Bernanos admiraba a Leon Bloy (!). También me ha servido para consolarme de no poder terminar nunca esa novela «M. Ouine«; veo que muchos críticos la han considerado prácticamente ininteligible, así que no me siento tan estúpido.
También sorprende un poco saber de su devoción por las dos Teresas (Santa Teresita de Lisieux y Santa Teresa de Jesús; tan diferentes entre sí y tan diferentes al santo que Bernanos hubiera querido ser, digo yo). Hay además unos paralelos interesantes con Simone Weil, y muchas otras cosas sobre las que volveremos otro día, tal vez.
# | hernan | 24-julio-2004

Perdón incondicional

Una de cal y una de arena. Para que conste un ejemplo de lo que decía, de la riqueza de pensamiento (aunque sea en el humilde nivel de un blog) que uno encuentra frecuentemente allá y raramente acá:
Una larga discusión -en inglés- sobre el perdón cristiano.
¿Hay obligación de perdonar al enemigo no arrepentido?

Es edificante leer a Tom de Disputations y Mark Shea defendiendo y explicando la respuesta correcta (Sí, simplemente) contra las habituales y naturales objeciones -aún en un ambiente católico.
En una serie de post en Disputations está más desarrollado el tema.
# | hernan | 23-julio-2004

Panorama

Del diccionario. Panorama: Vista que se contempla desde un lugar. Y pone de ejemplo: «desde la cima de la montaña el panorama es maravilloso».
Pero, digo yo, también alguno puede contemplar desde el fondo de un pozo.

La revista «Panorama católico» pide plata a sus lectores, y en su característico tono dice:
Este testimonio en defensa de la Iglesia que muchos de Uds. nos agradecen con un entusiasmo y una sinceridad que nos conmueven, este trabajo de apologética, denuncia, esclarecimiento, es un bien arduo que hemos logrado con grandes sacrificios. Dios quiere muchas veces que estas tareas, cuyas consecuencias en favor de la Iglesia son difíciles de predecir, a veces sorprendentes, sean llevadas a cabo por personas de poco valer, como nosotros. Pero en la subsistencia contra toda esperanza humana y en los resultados muy por encima de nuestros méritos, allí, juntamente, está la señal de Dios.
Dios lo quiere.
Pero lo quiere como un bien arduo, por el que hay que pelear y hacer sacrificios, rezar y confiar «activamente». Confiarse como si todo dependiera de Dios. Trabajar como si todo dependiera de nosotros. Ayúdennos, pues efectivamente, no solo con su apoyo moral -que valoramos muchísimo- sino con su apoyo material. Compren colecciones y regálenlas a sacerdotes y religiosos. Esto es un doble apostolado. Donen sumas de dinero, aunque sean pequeñas, no importa que parezcan insignificantes. Formen grupos para difundir la revista y recaudar fondos… No por nosotros, sino por Panorama. Porque Panorama es de todos los católicos. Es el espacio de todo lo católico.
Si tan convencidos están de que «Dios lo quiere», todo el resto sobra… diría yo.
A mí sólo me convence un poco eso de que «las consecuencias son difíciles de predecir». Por eso mismo, y lamentando tener deseos contrarios a la voluntad del mismísimo Dios, preferiría que (sea por motivos monetarios o por motivos más altos) hicieran silencio. Para adentro y para afuera.
# | hernan | 23-julio-2004

Rosseau y Castellani

…Yo le tenía un odio feroz a Rousseau, «odium theologicum» […] Pero después estudié su vida, debiendo explicarla en Salta ( los benditos programas!) y mi repulsión se trocó, si no en estima, al menos en admiración y conmiseración: admiración por su estilo claro, natural, elocuente y patético; conmiseración por su vida perseguida, que en realidad fue muy desdichada y no por culpa suya del todo…
Esto lo decía el P. Castellani en sus conferencias recogidas en «Psicología Humana».
Lo traigo acá como ejemplo -tentativo y dudoso- de una cierta actitud o predisposición que creo ver en ciertos ambientes «integristas-sectarios» ; pienso sobre en lo que se suele llamar -hablando rápido y mal- la «derecha católica»; aunque esto admite muchísimas variedades; y también vale para ambientes de izquierda, o de política, o…
Se trata en general de grupos humanos que poseen una especie de tesoro -intelectual, espiritual, moral, ideológico- que guardar y defender frente a los ataques de otros grupos enemigos que procuran su extinción. Algunas notas serían la exaltación -verbal, para empezar- de conceptos activistas: la «militancia», la «resistencia», la «lucha», el «compromiso»… un desdén hacia los que sin ser enemigos son críticos (acusados de tibios, complacientes, quietistas) y un odio afanosamente alimentado hacia el bando enemigo.
Y otras muchas notas: la reconciliación vista como traición a la sangre -metafórica o real- derramada; la angustia sorda ante la posibilidad de la derrota ; el corazón crispado y resentido , en lo casos terminales… Pero no se trata de definir (cosa ardua si las hay) este espíritu o pathos o no sé qué -no es la primera vez ni será la última que toco el tema.

Pero ahora se trata, disparado por lo de Castellani, de algo particular: esa especie de odio … y esa especie de reconciliación que en ocasiones -raras- se da.
¿«Odium theologicum» ? No estoy seguro de lo que significa aquí la expresión. En todo caso, este odio -el de Castellani por Rousseau- parece el típico odio «de partido». Si no imagino mal, en su tiempo de formación intelectual (tiempo «preconciliar», por otro lado; pero eso no es decisivo, creo): en los libros que había que leer, Rousseau era uno de los malos.
Apologética a la defensiva ( y ese modo de estar a la defensiva es lo más agresivo que hay): «el error de Rousseau fue creer que … «; «Rousseau fue uno de los mayores culpables del descalabro de … «, «Rousseau no entendió que … «.

Y todo eso tal vez fuera verdad. Pero … está lo de Holden… Quizá no es la verdad del todo.

Yo cada vez soporto menos esa apologética enfática, pueril y previsible, donde a cada mención de -digamos- Kant uno puede adivinar lo que sigue: una explicación de tercera mano de «los males que ha traido Kant» (y lo mismo para tantas otras personas, o hechos históricos, o escuelas de pensamiento, etc etc) .
Me cuesta creer que esos defensores de la verdad (tanto los que componen esas apologéticas como los consumidores) hayan hecho un esfuerzo -aunque sea provisional- para acercarse al criticado, para contemplarlo con simpatía y tratar de apreciar su fuerza y cuánto tiene de valioso -hasta de deslumbrante- el pedazo de verdad que les corresponde. ¿Apego a cosas carnales? ¿Miedo? ¿Deficiente amor a la verdad ? Algo de todo eso, creo.

Ahora ¿decir estas cosas es defender la tibieza ? No sé, pregúntenle a Castellani. Yo creo que él se sentía contento de haber aprendido a conocer y a admirar al hereje Rousseu; apostaría que esa nueva simpatía no la experimentaba como una disminución de su amor por la verdad, sino más bien como una ganancia para su alma.
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# | hernan | 22-julio-2004

Que ves el cielo

Compré la semana pasada una «Antología de textos sobre la oración» y la estoy hojeando. No parece muy mala ni muy buena, tiene sus pequeñas arbitrariedades y un tonito algo sospechoso (la selección cronológica termina con Sor Lucía de Fátima; y como epílogo, una reflexión fuera de lugar contra los abusos y los malos sacerdotes y los fieles tibios , etc etc). Al presentar a Santa Teresa dice que «es, después de la Santísima Virgen, la mujer más importante dentro de la Iglesia Católica»; una puerilidad, en el mejor de los casos.

Pero (y no lo hubiera mencionado acá de no ser por esto) le debo a esta antología el haberme hecho para mientes en este párrafo de Teresa, tan simpático y tan característico, y que se me había pasado por alto.
Se trata de una especie de consejo a un (gentil)hombre, con sus inquietudes espirituales, algunos escrúpulos y cierta tendencia a la melancolía (depresión, diríamos hoy, supongo).
La Madre era bien severa cuando topaba con monjas melancólicas, las de mucha imaginación (en el sentido malo de la palabra; a la Simone Weil), demasiado dispuestas a confundir la oración de quietud con «embebecimientos». A éstas les daba actividades, obediencia… y dosificar la oración y el ayuno: «…ocuparlas mucho en oficios para que no tengan lugar de estar imaginando, que aquí está todo su mal; y aunque no los hagan tan bien, súfranlas algunas faltas, por no las sufrir otras mayores estando perdidas, porque entiendo que es el más suficiente remedio que se les puede dar, y procurar que no tengan muchos ratos de oración, aun de lo ordinario; que, por la mayor parte, tienen la imaginación flaca y haráles mucho daño, y sin eso se les antojarán cosas que ellas ni quien las oyere no lo acaben de entender. Téngase cuenta con que no coman pescado, sino pocas veces; y también en los ayunos es menester no ser tan continuos como las demás…» (Fundaciones, Cap. 7).

A éste, en cambio, no le aconseja cuidarse de la «demasiada oración».
Y contra la melancolía, le da un remedio bien sencillo:
… De lo que vuestra señoría tiene del querer salir de la oración, no haga caso, sino alabe al Señor del deseo que trai de tenerla, y crea que la voluntad eso quiere, y ama estar con Dios. La melancolía congójase de parecer se le ha de hacer premio [apremio]. Y procure vuestra señoría algunas veces, cuando se vea apretado, irse adonde vea cielo y andarse paseando, que no se quitará la oración por eso, y es menester llevar esta nuestra flaqueza de arte que no se apriete el natural. Todo es buscar a Dios, pues por él andamos a buscar medios, y es menester llevar el alma con suavidad.


Santa Teresa de Jesús
Segovia, 3 julio 1574
Carta a don Teutonio de Braganza, en Salamanca
# | hernan | 21-julio-2004

La verdad según Holden

… y sin embargo todavía me comporto de a ratos como si sólo tuviera doce años. Lo dice todo el mundo, especialmente mi padre. Y en parte es verdad, pero no es la verdad del todo. La gente siempre cree que las cosas son verdad del todo.
No es que me importe, pero a veces me fastidia que me digan que me comporte de acuerdo mi edad. A veces me comporto como persona mayor -en serio- pero nadie se da cuenta. La gente nunca se da cuenta de nada.


The catcher in the rye – J. D. Salinger
# | hernan | 20-julio-2004

¿Qué es esto?

Para los recién llegados, una presentación que andaba debiendo:

Esto vendría a ser un blog, continuación de «fotos del apocalipsis«, escrito por un cierto autor, sobre una cierta temática y con unos ciertos fines. Bueno…más o menos. Vamos a tratar de explicar cada punto:
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# | hernan | 19-julio-2004

El cura en la legislatura

El viernes a la tarde vi —de pasada— en televisión, en un reporte en vivo (Crónica?) de lo que pasaba en la Legislatura, un episodio que me dejó con alguna curiosidad. Un sacerdote, vestimenta algo rara (tal vez ortodoxo o algo así) parado delante de la puerta y apostrofando —un poco exaltado, me pareció— a la gente. Alcancé a oír que le gritaron algunas cosas («Vos sos la dictadura», etc) y alguno forcejeó y le manoteó la cruz grande de metal que le colgaba en el pecho; después un chico se la devolvió. Al parecer, ni los de afuera ni los de adentro lo tomaron muy en serio, y se terminó yendo silbando bajito -es un decir- por Florida.
No encontré ninguna mención en los diarios; ¿alguno sabe algo?
Al ratito, vi —o creí ver— caminando a uno de los militantes con una bandera del Vaticano sobre la que habían pintado una cruz nazi. No sé si esto tenía alguna conexión con lo anterior, o si fue pura casualidad -o si vi mal.

Me aporta un lector esto que comentó Clarín; pero dudo que el «mediador pacífico» con un «manto blanco» sea el mismo que vi yo…
# | hernan | 18-julio-2004

Librero despistado

A cualquiera le puede pasar, ya sé; pero me hizo gracia, porque he comentado alguna vez que los libreros de los puestos de usados suelen ser conocedores.
Recién, paseando por parque Rivadavia, encontré en la sección «Música» de un puestito, entre biografías de Chopin y tratados de armonía, un libro de Richard Bach.
Verdad es que se trata de una errata inocente. Digo porque podemos imaginar errores más serios: meter a Bucay en «Espiritualidad», el Código Da Vinci en «Historia», Eduardo Galeano en «Sociología», M. Benedetti en «Poesía» y tantos otros ejemplos…
# | hernan | 18-julio-2004

En la casa de mi Padre

Dos versículos del comienzo del sermón despedida de Jesús a sus discípulos, tras la última cena ( Juan 14):
14.1 No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.
14.2 En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.
De esos dichos difíciles para los exégetas, fáciles para los cristianos de a pie.

Los críticos por ejemplo dudan sobre la traducción del primer versículo, porque el verbo puede ser indicativo o imperativo en los dos casos (parece que creéis=creed en el original). Así, podría ser también «creed en Dios, creed también en mí», o «creéis en Dios, creéis también en mí»… La traducción que puse parece la más aceptada, pero vaya a saber… Y vaya a saber cuál es exactamente la ilación de la frase…

Y el segundo versículo tiene más complicaciones. El mismo Maldonado en su comentario dice que «es muy difícil». La palabra «porque» es cosa de la traducción, en el original no está, por lo cual algunos han entendido el sentido así: «Si no (si no hubiera muchas mansiones) les diría que voy a preparles un lugar (pero no les digo eso: como hay muchas moradas no hace falta que vaya a preparles un lugar)». Otros optan por la traducción que puse; y que Maldonado prefiere con vacilaciones (es moderna…). Esta versión («Si no hubiera muchas mansiones, se los hubiera dicho. Voy a preparles un lugar…») es preferible en cuanto a que, parece cierto por el contexto que Jesús sí «va a preparar un lugar». Pero sigue habiendo puntos oscuros: ¿a qué viene advertir que hay «muchas mansiones» ? Parece un consuelo, ante la tristeza de la despedida («me voy al Padre»), Jesús les asegura que también ellos tienen preparado un lugar allá. Pero, ¿cuál es el sequitur de «si no fuera así, se los hubiera dicho»?
Y sobre todo: ¿cómo es eso de que por un lado hay un mansión pero por el otro Jesús debe ir a «preparar un lugar»? Algunos Padres respondían que Cristo debe ir primero, no tanto a preparar las mansiones para los habitantes, sino más bien a preparar los habitantes para hacerlos dignos de las mansiones, con la venida del Espíritu Santo. No queda del todo claro, para mí al menos.

Pero, como diría Teresa: «o eso no lo entiendo, y no entenderlo me hace gran regalo«.
Porque, aunque una cosa no quite la otra (la misma Teresa era devota de los letrados) hay un tiempo para hacer crítica y exégesis, y hay otro tiempo para escuchar a Jesús como simples cristianos de a pie que somos (también el exégeta, es de esperar). Y creyendo lo que creemos, confiando en el que lo dice (que sabe lo que dice, que sabe lo que somos y que nos quiere dar alegría) no hace falta más para recibir la palabra y alegrarse.
«No se turbe vuestro corazón»
# | hernan | 17-julio-2004

Y dicen que soy maldiciente

Salió un libro sobre ecumenismo, y Zenit nos informa:
La obra, según las palabras prologares del cardenal Jorge Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, «procura excitar todavía más nuestra fraternal sed de encuentro. La recibimos con la humildad que nos da la conciencia de ser caminantes hacia la unidad de hermanos, con la humildad de quien se sabe heredero de una alianza y de formar parte de la numerosa herencia de la promesa».
… y dicen que uno es demasiado criticón y poco respetuoso con la jerarquía eclesiástica!
Si así fuera, no habría podido resistir la tentación de recopilar otros párrafos similares y armarme, a semejanza del generador aleatorio de textos academicos posmodernos, un generados de prosas bergoglianas.
Y no me digan que la tentación no es grande.

No puedo asegurar, eso sí, que algún día no caiga en la tentación de armar alguna cosa más modesta: una simple antología, o algo parecido a aquel permutador de zambas. De carne somos.
# | hernan | 17-julio-2004

Graham Greene

De mis (re)lecturas de Graham Greene de estos días:

El poder y la gloria: Creí que esta relectura me iba a gustar más, la verdad es que me gustó menos que la última vez. La novela (muy famosa, trascurre en México en tiempo de la persecución religiosa) es seguramente importante, ambiciosa y bien lograda. Una novela católica que me parezca buena, no es poco. Y el tema y el personaje (un cura borracho, con una hija) no me parecen nada mal. Pero algunos tics me cansan un poco… esos rasgos levemente sórdidos, como de escritor naturalista… y algunos otros efectismos que no parecen envejecer bien … No sé, me decepcionó un poquito.

The end of the affair: («El fin de la aventura»; traducción traidora). Mi primera y última lectura había sido en la adolescencia. Veo ahora que muchas cosas yo no podía haberlas entendido o gustado, con quince años; pero igual me extrañó comprobar qué poco y qué mal lo recordaba.
No sé cómo estará considerada esta novela hoy dentro de la obra de Greene, pero a mí me impresionó muy bien. Novela corta, en primera persona, con una trama …audaz; el amor humano de un lado, el amor a Dios del otro; la santidad, tal vez; y hasta algún que otro milagro-o-algo-así … ya que de santos hablamos. En fin, no creí que Graham Greene pudiera pintarme una figura de santidad -y dentro de un marco tan siglo XX- que me pudiera convencer; pero me convenció, nomás. Lindo. Es cierto, de todas maneras, que mi relación con este librito se me hace muy personal; no es de esos libros que me animaría a recomendar.
# | hernan | 16-julio-2004

Jerarquia – 2

Me sugiere un amigo un aspecto que no había pensado… eso de las jerarquías invertidas puede tener algún efecto colateral auspicioso.
Es como cuando uno tiene un compañero de trabajo inútil e insoportable: uno puede verse libre de él no sólo porque en la empresa decidieron echarlo; también -y a veces es más probable- porque decidieron ascenderlo.
Así, más de un feligrés, se ha visto liberado de algún cura liturgicamente desesperante… gracias a un incomprensible (pero, en este caso y en algún sentido, bienvenido ) ascenso.

Pero no era esta la intención de mi amigo, sino más bien precaverme contra el hábito de la crítica y la maledicencia; especialmente peligroso cuando puede interferir con la devoción religiosa. Y me cita a C. S. Lewis.
Por supuesto. Siempre tengo en cuenta ese peligro, y más de una vez lo he dicho. Pero… una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa.
Claro que existe ese riesgo; y también está la objeción que otro lector me hacía llegar hace poco: no criticar la Iglesia en un ámbito público, los trapos sucios lavarlos en casa, etc (aunque esto es otro tema). Pero … ni tan peludo ni tan pelado. Ni obsesionarse con la cuestión (al estilo de algunos tradicionalistas amargos) ni taparse los ojos ni la boca: cuando alguno dice o hace una estupidez (desde el Papa para abajo), decirlo sencillamente, sin atenuar nuestro fastidio pero sin dar importancia a nuestro fastidio; aunque sea para que quede dicho, nomás, y podamos ocuparnos de otros temas más importantes. Digo yo, no sé.
# | hernan | 15-julio-2004

Jerarquía

En una de las iglesias que suelo asistir a misa, me tocan alternadamente 3 o 4 curas. Alguno me gusta más que otro, pero -como decimos por acá- todos zafan. Todos salvo uno que, por motivos diversos pero correlacionados, me cuesta horrores soportar. Podríamos distinguirlo del resto por dos notas -digamos- objetivas:
  • Es el que dice «El señor[*] está con uds»
  • Es el obispo

    [*] Escribí por error «señor» con minúscula, pero cuando fui a corregirlo advertí que después de todo no estaba tan mal. En algunas liturgias, todo suena como dicho con minúscula.
  • # | hernan | 15-julio-2004

    Autosatisfacción, necedad y otros pecados comunes

    El diario dice:
    Las religiones en general desaprueban la autosatisfacción [masturbación], aunque en la práctica de estos tiempos es muy común y extendida…
    El dicccionario por su parte dice que «aunque» es una conjunción concesiva o adversativa. Un término de la frase es una objeción real o posible a pesar de la cual se da la otra.
    No está claro cuál es la acción principal acá: ¿Sería: «dado que la práctica es común, las religiones no deberían desaprobarla»? ¿ O más bien: «dado que las religiones la desaprueban la mayoría no debería practicarla» ?
    Sospecho que la primera.

    Y (aun omitiendo la alusión a «estos tiempos») la objeción es verdaderamente «muy común y extendida«: si casi todos hacemos algo, ese algo no puede estar mal.
    Mejor harían las religiones en ponerse a la altura de los tiempos.

    Kierkegaard ponía el ejemplo del motín a bordo que es sofocado. Si los amotinados son muchos, el capitán se suele ver obligado a decretar una amnistía general: no puede ejecutar a la mayoría de la tripulación, si pretende seguir navegando.
    Y, decía Kierkegaard, la humanidad (y lo que es peor: la cristiandad), a veces cree que puede poner a Dios en el mismo aprieto que al dicho capitán. Si somos muchos, Dios se verá obligado a capitular, para no proceder a una ejecución en masa.
    Otro ejemplo que se me ocurre ahora: los de la Real Academia pueden rechazar terminantemente un cierto barbarismo; pero si los hablantes en masa nos obstinamos en usarlo durante un tiempo, al final tendrán que resignarse y terminarán incorporándolo al diccionario.

    Es el viejo razonamiento «Si yo lo hago, no puede estar mal», potenciado por la ilusión de fuerza que da lo social: «Si todos nosotros lo hacemos, nadie puede atreverse a decir que está mal». Ni Dios (ni mucho menos la Iglesia).

    ¿Cambia en algo la cuestión la temática (sexual) de la cita? Supongo que no en la sustancia, sí en el impacto.
    Cualquiera podría hacer el ejercicio de probar cómo suena la objeción reemplazando por otros pecados (en lugar de masturbación: avaricia, ira, mentira, injusticia, orgullo, pereza, falta de caridad, soberbia, necedad…).
    O, directamente,yendo de la especie al género:
    Las religiones en general desaprueban el pecado, aunque en la práctica de estos tiempos es muy común y extendido…
    Claro que, como siempre pasa, estas cosas no engañarían a nadie si no tuvieran su porción de verdad. Y hay, cómo no, una porción de verdad en la objeción según la cual la prohibición de un acto que practican todos denota una posible falsedad de la correspondiente religión o moral.
    Pero ese es otro tema.
    # | hernan | 14-julio-2004

    Fe imaginaria

    De una carta de Flannery O’Connor, católica, a una amiga , no católica:
    …Comprendo que sientas repelida por la Iglesia, cuando sólo tienes para juzgarla al católico jansenista-autómata. Y creo que la razón de que tantos católicos resulten repulsivos es que lo que tienen en realidad no es fe, sino un cierto tipo de falsa certidumbre.
    En el fondo, son calculadores; la Iglesia no es para ellos el cuerpo de Cristo sino una agencia de seguros. Y si no les resulta difícil creer, es porque en realidad nunca se detienen a pensar. Y la fe tiene que estar abierta a todas las posibilidades…
    Varios (católicos), ahora y antes, me han comentado su perplejidad por mis reparos (tan evidentes como mal explicados) contra la militancia católica «pro vida» y otras cosas relacionadas. En verdad, no me resulta fácil explicarlo, qué encuentro de malo o triste o falso o peligroso en el espíritu que creo ver en tantos católicos … militantes.
    Trataremos de explicarnos. Poco a poco, y pisando despacito.
    Lo de Flannery puede ser un punto de partida. Lo de los actos imaginarios que decíamos, de Simone, otro (sería algo interesante aplicarlo a los «actos de fe», «de esperanza» y «de caridad» cristianos, por ejemplo).
    También entrar a aciprensa (sitio informativo católico, «ortodoxo», y no malo ) y leer un rato los comentarios de los lectores (sobre todo en las noticias candentes…) puede servir para ir viendo a dónde vamos apuntando.
    # | hernan | 14-julio-2004

    Flannery O Connor en español

    Paso la buena noticia que me pasan: editorial Sígueme ha editado (en español, claro está) El hábito de ser de Flannery O’Connor, colección de cartas y notas. Según me comentan, de lo mejorcito de Flannery.
    # | hernan | 13-julio-2004

    Blogs

    No suelo —y cada vez menos— enlazar o mentar otros blogs. Pero ya que no voy a poder escribir mucho esta semana, paso unas direcciones.
    Están los siempre recomendables (pero en inglés) Disputations y Video Meliora….
    Por acá, tenemos que ens está reviviendo, mientras que Martín se despide.
    En la madre patria, y emparentado con Video Meliora… por intermedio de este blog de Flannery O’Connor, está Compostela, un blog con el cual tenemos algunas obvias afinidades.
    Con menos afinidades: Orsai ( que el —probablemente— mejor blog argentino no se escriba en Argentina, es un poco melancólico, pero así son las cosas ; y que la Meca de los argentinos que se van a Europa sea la ciudad —probablemente—menos española de España, también; pero esa es otra cuestión, supongo).
    # | hernan | 13-julio-2004

    La paz que se da ( 2 )

    Sobre lo de la paz que se da y la que vuelve, Tom de Disputations aporta lo suyo
    En cierto sentido, la bendición que dan los discípulos es un sacramento, un signo verbal que realiza lo significado: hacer descender la paz sobre los habitantes de la casa. Y qué pasa si tales habitantes son indignos de recibirla ? Ellos pueden rechazar la gracia, y quedarse sin recibir la paz. Jesús aclara que esta es la naturaleza de esta especie de sacramento de la paz: es un regalo, un don que aunque sea rechazado, no se desperdicia. Y que vuelve a los discípulos, no vacío, sino como condenación de los que lo rechazaron.
    (Isaías 55, 10-11)
    En los comentarios, alguien se pregunta cómo es que la paz se da a los pacíficos (dar algo al que tiene ? no debería ser al revés ?). Tom contesta tocando un punto de liturgia dolorosamente actual para mí:
    Eso me recuerda al cura que, en la Misa dice «La paz del Señor está con ustedes», a lo cual uno se supone que debe contestar obedientemente «Y también contigo».

    Creo que este pasaje debería leerse en conjunción con el evangelio del domingo anterior, las duras palabras de Jesús a sus aspirantes a discípulos («El que pone la mano en el arado y vuelve la mirada atrás no sirve para el Reino de Dios»).

    Sólo un «hijo de paz» sirve para la paz de Cristo; y la paz de Cristo es un don que se incrementa dándolo. Por esto, el cambio en el saludo del cura es tan mala teología como mala liturgia.
    # | hernan | 10-julio-2004

    Michaux en Asia

    Estuve leyendo esta semana —algo salteado— un libro de Henri Michaux , ‘Un bárbaro en Asia’. Notas sueltas, de un viaje de 1933, sin mucha hilación, con bastante arbitrariedad y algún propósito desmitificador, me parece (Michaux —como dice Borges, prologador y traductor— descreía de las supersticiones europeas de aquellos tiempos, desde Picasso hasta el mundo oriental).
    Muchas de sus observaciones quedaron obsoletas en pocos años (como él mismo advierte en notas de ediciones posteriores), sobre todo después de la revolución maoísta.

    El libro, en sí, con sus notas cortas que alternan admiraciones y desprecios (un formato y un estilo muy apto para un blog, ahora que lo pienso) no me ha deslumbrado, ciertamente. Pero tampoco me ha disgustado ni aburrido: tiene cierta libertad de espíritu, algunas observaciones y algunos pensamientos para roer y (si no me equivoco) algunos toques de poesía, aquí y allá.

    En Pekín he comprendido el sauce, no el sauce llorón, sino el sauce erguido, que es el árbol chino por excelencia.

    El sauce tiene algo de evasivo. Su follaje es impalpable, su movimiento se parece a una confluencia de corrientes. Hay más movimiento del que vemos, del que nos muestra.
    El menos ostentoso de los árboles.

    Y aunque siempre estremecido (no el estremecimiento breve e inquieto de los abedules y de los álamos), no parece ensimismado ni está atado: está siempre bogando y nadando para mantenerse a flote en el viento, como el pez en la corriente del río.

    Poco a poco el sauce nos educa, dándonos su lección cada mañana.
    Una paz hecha de vibraciones nos domina, hasta que al fin uno no puede abrir la ventana sin tener ganas de llorar.
    # | hernan | 9-julio-2004

    Oracion y Ginseng

    Un amigo -médico y católico- me hace llegar este informe sobre el uso de terapias alternativas. Una gran encuesta publicada por un gran centro de estudios de salud de EEUU, con una insólita -para mí- particularidad: incluye a la oración. Y en distintas variantes terapéuticas:
    Las 10 terapias más utilizadas por los adultos estadounidenses son la oración por la propia salud (43%), la oración de otros por la propia salud (24,4%), los productos naturales (18,9%), los ejercicios de respiración profunda (11,6%), la participación en un grupo de orantes por la propia salud (9,6%), la meditación (7,6%), la quiropráctica (7,5%), el yoga (5,1%), el masaje (5%) y las terapias basadas en la dieta (3,5%).
    Gracioso y espantoso a la vez.
    Y lo peor: no me extrañaría que alguna de esas publicaciones de noticias católicas exhibiera esta encuesta como una muestra de que la religiosidad está pasando un buen momento…
    # | hernan | 8-julio-2004

    Actos imaginarios

    Me pide Martín algún ejemplo de «acto imaginario«. No estoy seguro de que esté a mi alcance … primero porque no estoy seguro de entender lo que Simone Weil quiere decir, y segundo porque sospecho que la calificación es aplicable casi únicamente a actos en concreto, y no a actos en abstracto.
    De todos modos, podemos empezar recordando que la misma Simone, en el texto, da algún ejemplo: ciertos actos de mortificación.
    Podemos también intentar una penosa delimitación del concepto. Pero eso queda para otro día.

    Hoy prefiero limitarme a :
  • una definición provisional y menesterosa: un acto es imaginario cuando el actor cree estar haciendo una cosa y en el verdad está haciendo otra
  • un ejemplo arbitrario e irritante: impugnar la candidatura de una jueza por abortista (o presionar para evitar su nombramiento) en nombre de una militancia cristiana
  • # | hernan | 8-julio-2004

    Blancos, para su comodidad

    Empiezo una nueva página. Me han dicho que las personas de tu generación entienden mejor un texto cuantos más blancos contiene.
    […]
    De Vladimir Volkoff («El interrogatorio», novela corta).
    Este tipo es tan reaccionario, y a veces (como acá) pega una golpes tan secos y tan hirientes, que a veces (como acá) yo mismo me siento parte de los progresistas apaleados.

    Así últimamente, y aunque no le tengo mayor admiración ni confianza, por él no puedo agarrar una servilleta de papel sin algún leve sentimiento de culpa.

    Y acá, sin ir más lejos, sentí la necesidad de meter una línea en blanco; para que mis lectores (y yo también!) puedan leer con más comodidad, y entender más fácil.
    # | hernan | 7-julio-2004

    Del tiempo en que había mediocres

    Preparando la clase, leo en este viejo [*] libro de Duda y Hart, muy conocido en su área:
    … Because linear discriminants functions are so amenable to analysis, far more papers have been written about them than the subject deserves.
    (O sea: «Las funciones discriminantes lineales se prestan fácilmente al análisis, por lo cual se han publicado muchos más trabajos sobre ellas que lo que el tema merece.»)
    … Seguir leyendo
    # | hernan | 7-julio-2004

    De paso se educa

    Hay varios programas en la televisión de estos tiempos —me dicen, yo no sé— de mucho éxito, con guiones de avanzada y tonos costumbristas.

    Claro que, si en literatura el adjetivo «constumbrista» se refiere a la descripción de costumbres existentes, en televisión se refiere más bien a la formación de costumbres deseadas. O sea, se trata de enseñar: opiniones, simpatías, fobias y -si me apuran- religión.
    Y todos -religiosamente: es como ir a misa- miran en familia, comentan en el trabajo o en la escuela; desde Ushuaia a La Quiaca; sin esas odiosas distinciones de raza, credo, clase social ni nada…
    Y aprenden, es de creer. Aprenden a mirar con simpatía y naturalidad a los travestis, a alimentar la lujuria, a ser buenos consumidores. Y cosas así.

    Pero: no todo está perdido.
    Al menos, de vez en cuando alguien reacciona, y levanta su voz de protesta.
    Hoy, sin ir más lejos, en esta carta indignada que publicó La Nación:
    Con respecto a un capítulo reciente de «Los Roldán», considero que un programa que llega a tanta gente, de diferentes niveles culturales, debería servir para educar y no para confundir o dar validez a creencias populares que están lejos de ser correctas.

    En este caso me pareció un horror la manera en que el personaje de María levantaba el conejo y el sufrimiento y los intentos de éste tratando de soltarse. Estos animales tienen unas orejas muy delicadas que no están preparadas para soportar el peso del cuerpo, se pueden desgarrar. A los conejos no se los agarra de las orejas, sino de la piel de la nuca.

    Cualquier medio de comunicación debería asesorarse sobre cómo tratar a un ser vivo que puede salir lastimado, y de paso se educa…
    # | hernan | 6-julio-2004

    Acohólito anónimo

    Nota: yo fuí casi acohólito y muy cercano al padre.
    Tuve que releer esta postdata para entenderla -no sólo por la ortografía, sino porque la ultima palabra la leí con mayúsculas… Es de un mensaje que me dejó en el blog hoy un mexicano, que ha descubierto la falsedad del catolicismo, que ahora lee la Biblia -donde ha encontrado por ejemplo que «en el pasaje de las bodas de Canaán la Biblia dice que María tenía hijos aparte de Jeshúa»- y todas esas cosas.
    # | hernan | 6-julio-2004

    Calles

    Acabo de mentar a Kafka, y hoy leo una carta en La Nación sobre un proyecto de ponerle su nombre a alguna calle porteña.
    No me gusta mucho la idea, claro (claro, no?); aunque hay cosas peores (tenemos a Voltaire y a Garibaldi, por no hablar de algunos compatriotas impresentables). Y me pregunto si será un deporte argentino, eso de cambiar nombres de calles sin ton ni son… por veleidades intelectuales o ideológicas que el inocente habitante de una calle porteña no merecer sufrir.
    … Seguir leyendo
    # | hernan | 6-julio-2004

    Kafka , Ulises y las sirenas

    Me pregunta alguien si me gusta Kafka. Sí.
    Me gusta Kafka. Al punto de causarme alguna tristeza ese uso vulgar y arbitrario del adjetivo «kafkiano» -empleado por periodistas o corresponsales de diarios para calificar algún trámite demasiado burocrático o cualquier cosa que les parece absurdamente complicada.
    Alguno creerá leer en esta queja la indignación del intelectual pedante que se duele de la vulgarización de sus ídolos, que pretende como propiedad exclusiva. En mi defensa, sólo diré que Kafka me gusta, pero no tanto como para caer en eso.

    Vaya uno de sus textos cortos —que prefiero a sus novelas, en general:
    EL SILENCIO DE LAS SIRENAS:
    Prueba de que también medios insuficientes y hasta pueriles pueden servir para la salvación.

    Para protegerse de las sirenas, Ulises se tapó los oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de su nave.
    Naturalmente, algo semejante podrían haber hecho desde tiempo antiguo los viajeros (con excepción de aquellos a quienes las sirenas atraían desde lejos), pero todo el mundo daba por sentado que ese recurso no podía servir de nada. El canto de las sirenas lo traspasaba todo; y la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones más fuertes que mástiles y cadenas.
    Pero Ulises no pensó en ello, si bien quizás algo había llegado ya a sus oídos. El confiaba por completo en los trocitos de cera y en la atadura de las cadenas, y con la inocente alegría que le ocasionaba su estratagema marchó al encuentro de las sirenas.

    Ahora bien: las sirenas tienen un arma más fatal aún que el canto: su silencio. Y si quizás es imaginable la posibilidad —aunque nunca ha sucedido tal cosa— de que alguien llegara a salvarse de su canto; pero de su silencio, ciertamente no. Ningún poder terreno podría resistir a la soberbia arrolladora generada por el sentimiento de haberlas vencido con las propias fuerzas.

    Y, en efecto, al llegar Ulises, las poderosas cantantes no cantaron ; fuera porque creyesen que a aquel adversario sólo podían vencerlo con el silencio, o porque la contemplación de la felicidad reflejada en el rostro de Ulises, que no pensaba sino en su cera y sus cadenas, les hiciera olvidar todo canto.

    Pero Ulises, por decirlo de alguna manera, no oía su silencio; creía que ellas cantaban, y que sólo él no las oía. Por un fugaz momento vio primero las gargantas de las sirenas, la respiración profunda, los ojos arrasados en lágrimas, los labios entreabiertos; pero creyó que esto acompañaba a las melodías que se alzaban, inaudibles, en torno de él. Pronto todo se deslizó fuera del campo de su mirada, fija en la lejanía, las sirenas literalmente desaparecieron ante su resolución, y, precisamente cuando más cercanas estaban, ya no supo de esos seres nada más.

    Ellas, empero -más hermosas que nunca-, se erguían y giraban sus cuerpos, las chorreantes cabelleras ondeando libremente al viento y las garras abiertas sobre las rocas. No querían ya seducir sino sólo apresar, mientras fuese posible, el fulgor que despedían los grandes ojos de Ulises.
    De haber tenido conciencia, las sirenas habrían sido destruídas aquel día. Pero allí quedaron; y solo ocurrió que Ulises logró escapar de ellas.

    ( Aquí, por lo demás, se ha transmitido un agregado a la historia. Se dice que Ulises era tan rico en astucias, tan zorro, que las mismas deidades del destino no podían penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo. )
    # | hernan | 4-julio-2004

    la paz que se da – y que vuelve

    Es un poco chocante lo del evangelio de hoy (para mí, al menos… nunca lo oí comentar), una de las intrucciones que Jesús da a los discípulos que parten a evangelizar:
    Al entrar a una casa decidle el saludo de paz. Si la casa es digna, irá vuestra paz a ella; mas si no es digna, volverá la paz a vosotros.
    … Seguir leyendo
    # | hernan | 4-julio-2004

    Los chicos creen cada cosa

    Linda tarde de invierno. Aproveché para pasear un poco por parque Rivadavia.
    Había una función de títeres, con unos pocos chicos atendiendo a las peripecias de una panadera y un diablo. Ausente la panadera de la escena, el diablo (cara roja y con cuernos) se roba un pan, pese a la gritería de los chicos.
    Al volver la panadera, los chicos le informan :
    [panadera]— ¿Qué pasó ? Ay, me robaron el pan! ¿Quién fue ?
    [chicos]— El diablo! El diablo !
    [panadera]— Ay! Sí ? Pero … el diablo no existe ! Están seguros ?
    [chicos]— Sííííííí !!!

    Bien por los chicos, pensé yo (que escuché todo eso de pasada, nadie vaya a creer que yo me detuve a mirar). Pero sospecho que no llevará muchos años convencerlos.
    # | hernan | 3-julio-2004

    Pensar, sí. Imaginar, no.

    De entre las notas de Simone Weil de sus Cuadernos:
    Cada vez que advirtamos en nosotros un pensamiento involuntario de orgullo, volver la mirada de la atención al recuerdo de una humillación pasada; elegir la más amarga, la más insoportable. Adiestramiento.
    Vale más ese adiestramiento por medio del pensamiento (pensamiento real, y no imaginario) que el realizado por medio del dolor físico voluntario. Aplicarse un pensamiento puede ser algo perfectamente real, mientras que infligirse un dolor físico o una privación puede ser pura imaginación…
    No era de hacer paradojas a lo Chesterton, Simone. Entre un pensamiento y un acto, el pensamiento bien puede estar del lado de lo real y el acto del lado de lo imaginario, (y en tal caso entonces el pensamiento será mas saludable que el acto)… Y hay que recordar qué mal se llevaba Simone con la imaginación.
    # | hernan | 2-julio-2004

    Estampita abortista

    Abortistas «católicas» distribuyen estampa blasfema de la Virgen de Guadalupe.

    La organización de fachada pro-abortista «Católicas por el Derecho a Decidir» distribuyó durante el primer día de la reunión de la CEPAL sobre población que se viene realizando en Puerto Rico, una blasfema estampa de la Virgen de Guadalupe […]

    En el frente, la estampa de las abortistas muestra la imagen de la Virgen de Guadalupe -que paradójicamente es una imagen de María en estado de buena esperanza-, con la frase: «El amor de Dios y de la Virgen de Guadalupe es más grande. Por la vida de las mujeres, aborto seguro y legal«.

    En la espalda se incluye un texto del Nican Mopohua -el relato original de las apariciones de la Virgen de Guadalupe- con el siguiente texto: «Querida María de Guadalupe, te damos gracias porque tu amor es más grande, porque nos escuchas sin juzgarnos, porque conoces nuestros corazones y respetas la intimidad de nuestras decisiones«.
    Sí, es de terror.
    Pero de todos modos, la calificación de estampa blasfema me parece un poco fuera de lugar.
    # | hernan | 2-julio-2004

    Lo que seduce a los que leen

    Anduve el otro día paseando por las librerías de calle Corrientes, mirando mesas de saldos… Una cosa que me da curiosidad: la selección de títulos que incluyen esas colecciones baratas de libros más o menos «clásicos», siglo XIX para atrás. Siempre salen nuevas colecciones de esas, pero los libros son los mismos -o casi.
    Natural, me dirán: son los clásicos. Son los que se leen siempre.
    No sé… … Seguir leyendo
    # | hernan | 2-julio-2004

    Perón – treinta años no es nada

    Hago cuentas y descubro con algo de asombro que aquel 1 de julio en que murió Perón yo tenía siete años. Algo de asombro porque recuerdo bastante bien el momento —y yo tengo poca memoria de mi infancia—, me recuerdo en el colegio, un compañero (y me acuerdo cuál!) comentando a la señorita al mediodía sobre el rumor de que Perón no salía de ésta; y pocas horas después, la noticia, y a casa antes de hora.
    No recuerdo mucho más, en verdad.

    De padre peronista, y madre más bien anti; yo, ni una cosa ni la otra. Hoy, razones aparte —no importan mucho las razones acá— veo que mis simpatías reflejas son más bien a favor; veo que el tipo me cae bien, nomás, qué vamos a hacerle. Para mí, es la cara más argentina que hay, si me disculpan la arbitrariedad -o la blasfemia.
    Supongo que, de haber vivido hace medio siglo, hubiera sido anti.

    Pero ya que acá cae algún que otro extranjero, y ya que hay tantos argentinos allá en el norte, dando lecciones de historia al resto del mundo y despachando el capítulo «peronismo» con la frase «Perón era nazi«… demos al menos testimonio de que acá hay un argentino -que no sabe nada de historia (ni de Marx, Freud o Foucalt)- pero que quiso recordar con afecto al muerto. Que no intentará defender al tipo —porque no puede, pero sobre todo porque no hace la más mínima falta—.
    Y ya que estamos (y aunque después de esto nadie va crea que uno no es peronista) rematemos como se debe:
    Viva Perón, carajo!
    # | hernan | 1-julio-2004