«Hijo: el que procura sustraerse de la obediencia, él mismo se aparta de la gracia; y el quiera tener cosas propias pierda las comunes» (Imitación de Cristo)
¿Qué es eso de querer un catolicismo tuyo, para ti, más exquisito y hondo que el el pueblo de Dios? ¿Qué es eso de querer refugiarte en la más recóndita mística dejando la que crees rutinaria devoción y los ejercicios ordinarios para los demás? Mira no te lleve un pecaminosa curiosidad, una lujuria espiritual de nuevas emociones.
¡Sencillez, Dios mío, sencillez! Y para lograrla sentir como los sencillos, orar como ellos y con ellos, creer con ellos. Todo lo recibirás en tu y según eres.
El religiosismo puede conducir por la religiosidad a la religión, pero puede ser un narcótico sentimental que adormezca al hombre en la propia voluptuosidad y en la lujuria espiritual.
¿Se adivina el autor? (Es de un diario íntimo, la exhortación es para el mismo que escribe).