2 y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos.
3 Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.
4 Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas…
Mt 23
Otro caso, muy parecido al de la adúltera, en el que la palabra de Jesús se usa para hacerle decir lo que no dijo. Lo advertí ayer, al hojear un librito católico tradicionalista; pero no es la primera vez, ni de cerca, que topo con esta lectura; yo mismo he hecho esta lectura, lamento decirlo.
La inversión tradi consiste (ya lo adivinaron? es fácil) en adulterar, una vez más, el acento del «pero». Jesús hace la concesión inicial («observad todo lo que os digan») para decir lo suyo: la admonición contra los fariseos y escribas (que se extiende por algo más de un versículo). Los tradis toman lo que dice Jesús como concesión… pero ¿qué nos dice Jesús?: «observad todo lo que os digan» … voilá!
Jesús, por lo tanto, nos está pasando el dato de que los fariseos y escribas, a pesar de todo, tienen razón…
Y en esa clave de lectura, esto viene a significar que… la Iglesia «tiene razón». «Tiene razón» religiosamente hablando, claro. «Tiene razón», a pesar de todo: no sólo a pesar de las faltas clericales contra la caridad y la justicia (eso es lamentable, claro; pero… les inquieta muy poco) sino incluso a pesar del CV2 (eso les inquieta muchísimo). Y más: que esa característica (fidelidad en la conservación y trasmisión del dogma; lo cual viene a querer decir… eso: «tener razón») es la que define la esencia de la Iglesia – y que a eso y no a otra cosa se refería Jesús cuando dijo lo de que las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella. De eso se trata, pues, la gran promesa de Cristo; de que la Iglesia seguirá «teniendo razón». Es decir, que no caerá más bajo que los fariseos. ¿No es magnífico?