El amor que se me dona sólo puedo «entenderlo» como un milagro, y no puedo elaborarlo empírica ni trascendentalmente, ni siquiera en base de la ciencia natural-humana que nos comprende a ambos.
En el momento preciso en que afirmo haber «entendido» el amor de otra persona hacia mí, es decir que lo dilucido a partir de las leyes de su naturaleza humana, o lo justifico según los motivos que aparecen en mí mismo, ese amor queda desorganizado y confundido, y queda cortado el camino para la correspondencia. El verdadero amor es incomprensible, y sólo así se lo puede recibir como un don.
H. Urs von Balthasar