Esperando la erupción

«… al final, elegí el mundo, en lugar de mi familia…», dice Koichi a su hermano menor; y renuncia al sueño de lograr la reunión de sus padres separados.

Y, a pesar de las apariencias (la frase en sí, y la melancolía con que la dice)… está bien. Se ve que hace bien.  Se ve, sobre todo, con el volcán de fondo.

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Otra película con protagonistas infantiles: Kiseki (Milagro), de Kore-eda (Japón, 2011) [críticaonlinetorrentsubs]. El director tiene otras buenas y conocidas (yo vi Still walking, Nadie sabe y After life). Esta, aunque morosa, me gustó, me resultó inspiradora – como una especie de parábola.

el hermano mayuor

Tras el divorcio, seis meses atrás, la madre se ha mudado a la casa de sus padres con su hijo mayor, Koichi; viven en Kagoshima —extremo sur de Japón—, ciudad que recuerda un poco a Nápoles, con el mar y el volcán semiactivo a la vista. El padre se ha quedado con Ryunosuke, el hijo menor, en Fukuoka, a unos 280km.

Koichi (12 años) no está nada contento; despotrica contra el lugar («¿A quién se le ocurre contruir una escuela en la cima de la colina?»), la ceniza del volcán le molesta…

el hermano menorHabla a menudo con su hermano menor, más solar este, y más adaptado a la nueva situación. Y se encargan mutuamente vigilar a sus padres, no vaya a ser que consigan nuevas parejas… Pero se adivina que Ryunosuke es de esos repletos de alegría de vivir, nada le hace mella.

Koichi también habla ocasionalmente con su padre, guitarrista de una banda de rock. Un presunto irresponsable. Y sin embargo, es él quien, en una de aquellas conversaciones telefónicas, le tira la clave —a descifrar— del asunto:

— Claro que me gustaría que estuviéramos juntos. Pero… quisiera que crezcas, que sientas pasión por algo grande… algo más que tu vida y tus problemas… Por ejemplo: la música… o el mundo...

¿Cómo «el mundo»? No entiendo.

En ese entonces, se está por inaugurar un servicio de tren bala entre las dos ciudades, y en la escuela circula un rumor: cuando dos trenes en sentido contrario se crucen, la enorme velocidad creará un «campo de energía» superpoderoso, y si uno lo presencia de cerca podrá obtener cualquier deseo que pida – como cuando se ve una estrella fugaz .

Koichi calcula el punto de encuentro y decide viajar para hacer la prueba, junto con dos amigos de la escuela. Ellos pedirán sus propios milagros: ser jugador de béisbol profesional uno, vlcsnap-2014-12-04-20h29m56s194 casarse con la bibliotecaria el otro… En cuanto a Koichi, él irá a pedir que se haga realidad su fantasía: una gran erupción, el volcán destruye la ciudad, y ellos deben volver con el padre. «Pero entonces moriríamos todos» —le objetan sus amigos; Koichi atina a responder: «Nosotros alcanzamos a escapar».

Así, la imagen seductora de la catástrofe empieza a obsesionarlo. Hace dibujos,  los pega en su cuarto… les reza. Su hermano Ryunosuke, aunque encuentra un poco egoísta el deseo de Koichi, decide sumarse a la aventura y convence a tres amigos para que lo acompañen. Cada cual irá con su respectivos pedidos.

vlcsnap-2014-12-04-20h30m08s98 Todos se las ingenian para partir a escondidas de sus padres (con la colaboración del abuelo, que tiene su propia historia). Pero hay un detalle con uno de los amigos de Koichi: la noche anterior ha muerto su perro, y ahora él, entristecido, lo lleva en el bolso para pedir que reviva. Esto causa cierto desaliento en Koichi – ellos son chicos pero no zonzos, en el fondo saben que eso no ocurrirá, y esto echa una sombra sobre todo el proyecto de Koichi y quizás sobre su propósito original (si él no tiene derecho a pedir semejante milagro, ¿por qué yo…?).

vlcsnap-2014-12-04-20h24m54s33Emprenden viaje, igual, y la aventura resulta bastante bien. Se reencuentran los hermanos, buscan un lugar donde dormir, conocen gente, aprenden alguna que otra cosa…

Presencian, al fin, el cruce de trenes, y cada cual grita (inaudible para el resto) su pedido. Advertimos (ellos no) que no todos piden lo que habían anunciado: así, el que pretendía casarse con la bibliotecaria, pide en cambio que su padre deje el vicio del juego.

vlcsnap-2014-12-04-20h31m36s178Y Koichi, el que ideó la aventura, el que soñaba con la erupción… queda mudo. No llega a pedir nada. Antes de despedirse de su hermano, se lo confiesa. Y, medio como quien admite una traición, le suelta la frase algo oscura que copié al comienzo.

— Está bien, no importa… —contesta el menor— en realidad yo tampoco pedí aquello. No pedí por la reunión de los cuatro… (En efecto, sólo pidió «que a papá le vaya bien»).

Con todo, y al parecer, algunos de los deseos formulados se cumplirán. Quizás gracias al acto de haberlos pedido al cruce de los trenes, vaya uno a saber. Como sea, esto no me parece lo esencial.

# | hernan | 5-diciembre-2014

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