(Argentina, 1934)
Letra de Pedro Noda y Alfredo Loruso
Música de Agustín Magaldi
Mama, ¿sabís una cosa?
otra vez el huerto
se vistió de rosas.
Mama… ¿vos no ti dais cuenta
que en el aire tibio
hay olor a menta?
Mama, asomate ajuera,
y decime luego
si es la primavera…
Y bueno, che, mama… ¡le tengo una rabia
a la primavera borracha de sol!
Ya tengo veinte años, y naides me mira,
metida en el hueco de un rancho de horcón.
Llevame pa’l pueblo, que la gente sepa
cómo es la Ramira del Carabajal.
Que vean mi pelo, mi cara, mi cuello,
que toquen, lo mesmo que Santo Tomás.
Mama, ¿sabís una cosa?…
Llevame pa’l pueblo, que siento en la sangre
subir como fiebre por culpa’el calor.
Total, ¿qué te cuesta?, caballos tenemos,
y de un galopito nos vamos las dos.
Llevame pa’l pueblo, comprame una barra
grandota de rouge, con diez de rimmel.
Pintame la trompa, los ojos, las uñas,
poneme bonita para merecer.
Mama, ¿sabís una cosa?…
Magaldi y Nelly Omar cantan …con diez de rimmel, te juro mi mama, pintarme la trompa, los ojos, las uñas, para merecer. (o «pintame»?… yo escucho clarito «pintarme»). Esto no cierra mucho, y seguramente por eso Soledad Villamil lo retocó; tal vez nos estemos perdiendo algo.
Quizás algún músico al oirla habrá advertido, dentro de la simpleza, una pequeña curiosidad, que yo sólo noté al agarrar la guitarra: la tonalidad cambia, de una parte a otra, al subdominante (ejemplo, en la de Villamil, está en DO mayor pero la segunda estrofa en FA). No es muy frecuente en la música popular argentina, que yo sepa (sí es común, sobre todo en el tango modular al relativo mayor-menor o cambiar el modo mayor-menor).