Por su lado, una lectora me comenta:
El tiempo que uno dedica a pensar en el diablo, es tiempo que le quita al pensar en Dios.
Tal vez no sea cierto que «la astucia mayor del diablo es hacernos creer que no existe», sino más bien hacernos creer esto último justamente y sacarnos de mejores pensamientos para que nos ocupemos de él y de cómo se lo combate. Cuando, tal vez, la mejor manera de combatir su poder sobre uno sea justamente olvidarse de él y de sus obras.
Lo cual también es verdad, en cierto plano.Tal vez no sea cierto que «la astucia mayor del diablo es hacernos creer que no existe», sino más bien hacernos creer esto último justamente y sacarnos de mejores pensamientos para que nos ocupemos de él y de cómo se lo combate. Cuando, tal vez, la mejor manera de combatir su poder sobre uno sea justamente olvidarse de él y de sus obras.
-Ah, pero cualquier cosa (o casi) es verdad «en cierto plano»…. Si no aclarás en qué plano, con eso no decís mucho.
Bueno, digamos al menos que no creo que sea un plano irrelevante.
PS: Mi tocayo me recuerda algo de C.S. Lewis, del prólogo a las Cartas del diablo a su sobrino:
En lo que se refiere a los diablos, la raza humana puede caer en dos errores iguales y de signo opuesto. Uno consiste en no creer en su existencia. El otro, en creer en los diablos y sentir por ellos un interés excesivo y malsano. Los diablos se sienten igualmente halagados por ambos errores, y acogen con idéntico entusiasmo a un materialista que a un hechicero. […]
Se aconseja a los lectores que recuerden que el diablo es un mentiroso…