Archivo por meses: noviembre 2005

Abuso de metáfora

El emporio Google, dice La Nación
… puso patas para arriba la nueva burbuja de Internet.
No está al alcance de cualquiera, eso de poner patas arriba una burbuja. (Y aunque lográramos imaginarlo, la frase seguiría sin sentido).
De paso: la nota se titula «Los personajes clave de la tecnología mundial actual«. En realidad, como se comprueba leyendo, lo que determina el carácter de «personaje clave» es el tamaño de la cuenta bancaria.

¿La pescás?

Una «Asociación por el tratamiento ético de los animales» publica una revista-folleto en formato de historieta —comic—, para concientizar a los niños sobre la aberrante práctica de la pesca deportiva. En la tapa, un pescador que acaba de sacar una pieza, y destripa con sádica satisfacción el vientre del pescado, mientras sobre la mesa otro pescado agoniza, con notorio dolor. El título, con tipografía sensacional, denuncia:
¡Tu papá mata animales!!
Imagina que un hombre te muestra un caramelo. A tí te gustan los caramelos, de manera que te acercas y lo tomas. Pero entonces… un anzuelo metálico te atraviesa la mano, y eres izado en el aire. Te esfuerzas en librarte, pero es en vano. Estás atrapado, y nada puedes hacer.
Te sentirías verdaderamente aterrorizado, ¿no te parece ? Jamás se te ocurriría tenderle a una persona una trampa semejante , ¿verdad?

Pues bien … adivina qué: ¡Tu papi hace eso mismo con los peces! ¡Y los peces también se sienten aterrorizados!

… Todos sabemos que matar está mal, pero algunos tienden a olvidarlo cuando las víctimas no se nos parecen. Puesto que tu papá no te está enseñando a distinguir el bien del mal, tú deberías enseñarle a él que pescar es matar, y que matar está mal.

Hasta que tu padre no aprenda que matar no es algo divertido, deberías mantener tu perrito o gatito alejado de él. Si él está tan acostumbrado a matar animales inocentes, ¡ellos podrían ser los siguientes!
Si a uds. esto les parece imaginario, o una broma, le diré que a mí también. Pero es en serio.

Lo traigo más como ilustración que otra cosa. Y sería fácil traer otras ilustraciones de lo mismo, pero ésta (vía el mismo Mark Shea, a pocos posts de distancia de aquel sobre los posts anti-abortistas; aunque él no los relaciona) me resultó particularmente gráfica. ¿Ilustración de qué? Veré de intentar explicarlo mañana, aunque tal vez no haga falta (también tiene alguna relación con lo del Abad Macario).
Mientras tanto podemos hacer el breve ejercicio de intentar imaginar los mecanismos mentales -las pasiones- que tienen lugar en la gente responsable de este folleto.
Gente bienintencionada, dirá alguno… Serán. Pero, mire, yo ya estoy empezando a dudar que ese adjetivo signifique algo.

La ira de los buenos

Si reprendiendo a alguien te dejas llevar por la cólera, satisfaces tu propia pasión.
Por lo tanto, no te pierdas a ti mismo para salvar a otros.
Un dicho atribuido al Abba Macario, siglo IV. Lo leí ayer en los «Apotegmas de los Padres del Desierto».
Y me vino justo.

Peregrinos conectados

Tres años atrás, me decidí a hacer una de esas peregrinaciones a pie a Luján. Un poco tarde, como es típico en uno. Pero no demasiado tarde (también típico).

En su momento, me alegré de haber tomado la decisión. Ahora, a la distancia, me alegro más. Porque veo que, en algún sentido estuvo muy cerca de haber sido «demasiado tarde».

Digo… porque imagino que aquella debe haber sido la última peregrinación sin teléfonos celulares.

Carteles

Entro a la iglesia, y me encuentro con un gran cartel de papel que cuelga atravesando la nave lateral. «¿Qué iglesia te gustaría tener?»

Ehhmmm…
Una que no cuelgue estos carteles.
Una que no los cuelgue para hacer estas preguntas.
Una que tenga el criterio para no usar la tipografía Comic Sans en sus carteles.

Me dirán que lo último es una frivolidad.
En sí, lo será. Pero como síntoma —o como símbolo— puede ser algo significativo.

Con aliados como estos…

Se ven afiches en Buenos Aires, en contra del aborto, mostrando imágenes brutales de fetos abortados. Un «Partido de la Reconstrucción Nacional» figura como firmante y responsable.
Si les digo que está táctica me molesta más que las tácticas de los abortistas, tal vez exagere; tal vez no. [*]
No exagero, en cambio, si digo que el tal partido se ha ganado aquí un enemigo que les desea la desaparición, como partido, como medio, como secta. Deseo que hago extensivo a los de Cabildo y a todos los que ostentan con orgullo (y alimentan) este conocido pathos. Por el bien de la nación, la tradición, la hispanidad, el catolicismo y todas esas grandes cosas que dicen y creen defender. Y sobre todo por el bien de ellos.

[* «Estas tácticas no sirven para cambiar mentalidades, sólo sirven como una especie de masturbación, una mera descarga de ira por parte de activistas que no están realmente interesados en persuadir a nadie, y que por lo mismo resultan contraproducentes.» Mark Shea anteayer, ante un caso similar en EEUU. ]

El qué dirán

Al comienzo del Bhagavad-Gita (lo estoy leyendo, con intervalos) el héroe, Arjuna, se niega a participar en una batalla, viendo en las filas enemigas a tantos parientes y amigos. Krishna (avatar del dios Vishnu), dialoga con él para hacerlo desistir de su pacifismo. Entre otras muchas cosas, le dice:
Tus enemigos dirán de ti cosas indignas, despreciando tu valor. ¿Puede haber algo más penoso que esto?
No es difícil -bastan unas gotas de de liviandad y mala voluntad- burlarse de semejante exhortación divina. Ah, te preocupa el «qué dirán»… !
Pero es claro que no vale la pena leer un libro religioso (bah, no vale la pena leer nada) con liviandad y mala voluntad.

Y es claro que cuando la sociedad nos dice «lo que debes hacer es esto» tendemos con demasiada facilidad a rebelarnos (a veces con razón; pero generalmente con frivolidad; y encima, con jactancia, como si todos fuéramos Antígonas). Es claro el juicio de los demás sobre nuestros actos es atendible, en cierta medida.
¿En qué medida? En la medida en que podemos entrever que el juicio ajeno, la mirada del prójimo, es más confiable y certera que la propia mirada, tantas veces oscurecida por las excusas cobardes y mentirosas que nuestra propia alma fabrica para su comodidad. En la medida en que el «qué dirán» funciona como espejo que nos ayuda a vernos, y discernir mejor cuál es nuestro deber.

En esa medida, solamente. Y quién sabrá medir bien…

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Anticlericalismo católico

De una carta privada:
… Hay que impedir que este asunto se convierta en eclesiástico, pues en este caso caería en manos de los sacerdotes locales; y si son poco inteligentes estropearían todo.
El asunto en cuestión es la formación de un grupo católico laico, en la Inglaterra de 1851. Y el anticlerical que da el consejo es… el cardenal John H. Newman. (Bueno, no era cardenal todavía, creo).
No sé muy bien qué es lo que tiene Newman… una especie de buen sentido y de equilibrio; sencillez y franqueza; penetración para mirar la realidad, y delicadeza para comunicarla. No debería ser algo tan raro, un tipo así; no debería destacarse tanto uno que se limitara a ejercer virtudes tan humildes, tan poco impresionantes. Pero así es la cosa.

Siglo y medio después, y acá lejos, estos consejos todavía pueden leerse, tal vez con provecho:
Creo que el fin que debería proponerse es un grupo de laicos que se consagren a la causa de la iglesia […] Los hombres realizan con gusto aquello que hacen por iniciativa propia, según su juicio personal. Me gustaría mucho que hiciera ud. algo así, es una cosa de gran importancia. ¿No podría ud. elegir media docena de hombres, acaso algo más? Sería, desde luego, una iniciativa independiente, y de ningún modo oficial (sólo con la aprobación secreta del cardenal y de monseñor Ullathorne). Si algo puedo hacer para conseguir que den su aprobación, disponga de mí […] Sobre todo quisiera que escogiera sólo a hombres por su capacidad de acción. Y eso no podría usted si se tratara de un emprendimiento abiertamente impulsado por los obispos, pues se ofendería, de no admitirlas, a personas nobles y respetables. Pero si se trata de una iniciativa no oficial, la elección dependerá de usted […].

El fin de tales hombres sería recordar a sus correligionarios que tienen el deber de preservar la independencia espiritual de la Iglesia y de grabar en el espíritu del pueblo inglés que es un reino «que no es de este mundo». O bien, escoja un fin más amplio sin excluir éste, por ejemplo, dar a conocer a los laicos la posición de la iglesia de Inglaterra, y el método a emplear para defenderla […].

Si pudiera usted encontrar dos o tres buenos oradores podría organizar reuniones públicas en las grandes ciudades. Sé que esto exige una buena dosis de valor, pero seguramente encontrará usted personas jóvenes para llevar a cabo el proyecto. Nosotros teníamos treinta años poco más o menos cuando lanzamos los «Tractos» […].

Hay que impedir que este asunto se convierta en eclesiástico, pues en este caso caería en manos de los sacerdotes locales; y si son poco inteligentes estropearían todo el asunto.
Pero sin embargo, es necesario que permanezca bajo la autoridad de la iglesia

Tom Bombadil

La editorial Minotauro presentará el próximo 15 de noviembre en España «Las aventuras de Tom Bombadil«, una edición bilingüe de 16 poemas inéditos de Tolkien…
.. dice «Página (cuando uno está en la onda dice, «página», a secas nomás; pero con mayúscula, eso sí). Pues no, señores. Eso les pasa por copiarse y no estudiar, ven. Los poemas sólo son «inéditos» en castellano; en todo caso, lo inédito sería la traducción.
El resto de los datos (las fechas más o menos arbitrarias -1922/1962-, lo de que «dominaba veinte idiomas», lo de que «sólo él se ha atrevido a experimentar una actualización del metro anglosajón en el inglés actual», y otras dudosas liviandades), están copiados y pegados, burdamente, de esta entrevista (primera cosa que el periodista encontró en Google, claro).

Esta edición castellana de los poemas (que no están inspirados en ningún muñeco holandés azul, que sólo aluden a Tom Bombadil en dos o tres de los dieciséis; y que además -digámoslo- contiene poco o nada que pueda interesar al 99.999% de los fans de Tolkien) tiene una particularidad que Página no conoce.

Resulta que allá en los lejanos tiempos -1999?- en que frecuentábamos la lista de correos Tolkien, varios integrantes de la lista -españoles y argentinos, en su mayoría- emprendieron la tarea de traducir esos poemas; con bastante libertad y entusiamo de fans. Emprendimos, podría decir, porque hasta yo -más amateur que la media- llegué a meter mano en alguno. Con el tiempo, estos afanes, entre otros afines, dieron origen a este sitio [*].
Pasó el tiempo, llegó el ciencuentenario, y Minotauro decide editar el libro de poemas; y a contrapelo de sus planes iniciales y de lo que podía esperarse, decide usar esas versiones.
Linda cosa, además, porque la editorial es española pero con raíces argentinas: fue fundada por el Francisco Porrúa, español de nacimiento y argentino de adopción, que además -bajo el seudónimo de Domenech– fue el esforzado y criterioso traductor de «El señor de los Anillos».

El libro fue (o debería haber sido) publicado ayer. Al parecer, no todas son rosas.

[* En particular, son de mucho interés las páginas sobre aspectos discutibles en la traducción de las obras de Tolkien, empezando acá.]

Tu tema favorito

Non sequitur, o malentendido, o distracción. Nos distraemos (nos distraen), no pensamos, y damos por buenas conclusiones patentemente falsas.

Así, por ejemplo, hay una extraña idea instalada (y en ella se basan negocios, publicidades, empresas) en la sociedad: la de que, si una determinada canción te gusta, entonces debes querer tenerla como «Ring Tone» (sonido de llamada del teléfono celular).

Completamente absurdo. Basta con pensarlo cinco segundos (pero despierto; así, sacar la vista del monitor, apagar el celular y sacarse los auriculares, una palmadita en la mejilla derecha puede ayudar; mirar a ningún lado y decirse «Momento. A ver…»), y el razonamiento correcto salta a la vista:
La canción X me gusta.
Ergo, no quiero que la canción X suene en mi celular cada vez que alguien me llama.
Con esto, alguien podría hacer una parábola, o dos. Pero no yo.

El guardián de la ortodoxia

Quién va a ser… Quién es el único que vela tanta energía incansable por la pureza doctrinal y el alma de las nuevas generaciones. Verbitsky, claro.
En este contexto de reconquista de posiciones perdidas en la sociedad debe interpretarse la Carta pastoral del Episcopado Argentino sobre la Doctrina Social de la Iglesia “Una luz para reconstruir la Nación”, la primera emitida bajo la conducción de Bergoglio. Desde el título, señala el comienzo de una ofensiva espiritualista sobre la sociedad, reminiscente de los años del nacional-catolicismo.

…tres centenares de capellanes siguen malformando la mente de los oficiales jóvenes de las Fuerzas Armadas desde el anacrónico Obispado castrense.
Sólo dos párrafos entre miles (ya los conocemos).
Además, hay que tener en cuenta que todo esto, viene impreso en el mismísimo Observatore Porteño.

El tipo llega a dar la impresión (vaya uno a saber qué se cocina a esas alturas) de estar realmente furioso; probablemente, mera ingenuidad -u optimismo- de mi parte. Eso debería hacérmelo algo más simpático; pero a estas alturas… no es fácil.

Y ya que mentamos la religión oficial:
Hace poco, un libro de divulgación reciente de un matemático argentino, A. Paenza. Los mismos temas que siempre traen estos libros, con ese tono de divulgador que no puedo sufrir; (no entiendo muy bien quiénes leen estos libros, supongamos que a alguien le sirven; no sé, la fascinación de los no científicos por la ciencia, y la legitimidad de esa fascinación es tema para otro día).
Ahora… de un libro que en su dedicatoria rinde honor al susodicho («gracias a ellos soy una mejor persona»), uno puede esperar algo más, me dije.
Y así es. En uno de sus capítulos el autor festeja que los matemáticos argentinos, en su ceremonia de graduación, están dejando de lado los juramentos tradicionales («Juro por Dios y por estos santos evangelios…») para volcarse a uno nuevo, cuyo texto nos copia con notoria satisfacción. Los nuevos matemáticos sólo se enfrentan al tribunal de su propia conciencia. («…más allá de una jura simbólica, es una toma de posición frente a la vida.«, dice Paenza).
Claro está. Es parte de la religión.

Una cel


Hace poco tiempo -un año atrás, nomás-, si me hubieran dicho que hay tipos que, sin ser millonarios, ni coleccionistas-inversores, por puro fanatismo y placer, son capaces de pagar cientos o miles de dólares para tener una cel [*] original de una película de animación japonesa… me habría parecido una completa locura.

Claro, hay que comprender… un año atrás yo era muy ignorante.

[* Cel (de «celuloide»): en el proceso de producción de dibujos animados, se llama así a cada imagen individual -en animación tradicional, un dibujo pintado directamente sobre una especie de acetato transparente- que compone un cuadro de la película, generalmente superponíendola a un fondo y quizás a otras «cels». ]

Vean, por ejemplo.


Si no sos, te hacen

Me decía un amigo que conoce algo del mundo de la televisión argentina por dentro, que el ambiente humano allí no es muy saludable -por decirlo suavemente.
Vaya por la noticia, dirán (y digo yo).
Pero esperá, me decía él: antes no era así. Sólo con el paso del tiempo ese mundo se fue volviendo tan parecido a lo que el grueso de la gente (mal pensada) siempre ha imaginado. Eso dice él, yo no sé.

Pero a mí al momento se me ocurrieron varias aplicaciones extra-televisivas.

Primero, se me ocurrió que en cierta medida es natural que eso pase. Cuando un grupo social (un medio, una institución) tiene una mala imagen, repelerá a los buenos y sólo atraerá a los malos; así, con el tiempo, se volverá realmente malo -aunque en su origen no lo fuera- y la realidad tenderá a converger a la imagen.
Este esquema, algo demasiado mecánico e ingenuo, podría retocarse y profundizarse, pero antes de tener tiempo para eso se me ocurrió lo segundo:

Segundo: caso de aplicación: la Iglesia. Institución odiada y con mala imagen si las hay. Creemos -los católicos- que la imagen es injusta o por lo menos parcial. Pero, aplicando ese razonamiento, uno podría asustarse un poquito. Quizás le termine pasando algo parecido que con la televisión, dirá uno. Quizás ya le haya pasado, dirá otro.
Aunque dando una vuelta de tuerca (bastante arbitraria) sobre ese razonamiento (bastante arbitrario), uno también podría encontrar otro argumento en favor del carácter divino de la Iglesia (parecido a aquel semi humorístico: en dos milenios la Iglesia ha tenido Papas y obispos desastrosos, ha cometido un montón de barbaridades y estupideces; eso demuestra que es divina; porque si fuera una institución puramente humana no hubiera sobrevivido ni un siglo). Dado que la Iglesia siempre ha tenido tan mala imagen a los ojos de los de afuera, sería de esperar una rápida corrupción, y que en poco tiempo la realidad converja a la imagen (una Iglesia esencialmente mala). Pero los siglos pasan, y nada. Ergo, no es una institución puramente humana.
No es para tomar muy en serio, pero tal vez se pueda sacar algo de ahí. Chesterton habría podido sacar algo, creo.

Tercero: ¿vale si pasamos de lo colectivo a lo individual? Tal vez valga, por otros mecanismos.
Supongamos que todos tenemos una mala imagen de una determinada persona; todos creemos que ese tipo es malvado, o estúpido. Acaso no lo sea; pero acaso el mismo juicio, por mecanismos psicológicos y sociales fáciles de imaginar, lo vaya tornando malo o estúpido de verdad. (¿Así que me creen malo? Ya van a ver… Me creen torpe y estúpido, debo serlo; quememos pues estos apuntes, basta de estudio y de esfuerzo). Y como si este mal fuera poco (un mal llama al otro) nuestro juicio temerario inicial queda confirmado, y nos quedamos muy satisfechos de nuestra penetración.
Un motivo más, por si hacía falta, para no juzgar.

Tanguitos

Este fin de semana terminé de rearmar (contenido y formato) una selección de letras de tango que había puesto en la web, hace tiempo.
Algún día me gustaría agregarle acordes; pero por ahora, es lo que hay.

Me hace gracia descubrir que, por esas casualidades del orden alfabético, la primera letra termina con una metáfora religiosa:
…más contenta que santo en la leonera.
Lugares comunes perdidos, imágenes que dejaban en la memoria colectiva de hace tiempo (no mucho) santorales y martirologios, supongo… Y supongo que a un escritor de hoy difícilmente se le cruzaría por la cabeza semejante comparación (y si se le cruzara, pensaría su público, y optaría por descartarla).

El burro de Balaam

El burro de Balaam era un burro, nomás. Ergo, podemos suponer que cuando dijo lo que dijo no sabía lo que decía. De última, él no hacía más que descargarse. Pero pareciera que Dios habló por su boca. Así al menos lo interpretan muchos.

Ayer nuestro presidente se quejó de que nuestros obispos hablan como si fueran políticos.
Ahora bien: nuestro presidente es un burro, nomás.
Ergo, etcétera.

Microcosmos

El hombre de la Imago Mundi medieval, según Honorio, según Fraile:
El hombre es un microcosmos, (»minor mundus dicitur»), compuesto de dos sustancias, una espiritual y otra corpórea. Consta de siete partes unidas armónicamente, cuatro corpóreas (elementos) y tres espirituales, que son las tres potencias del alma.
El cuerpo se compone de los cuatro elementos. Tiene carne, de la tierra; sangre, del agua; respiración (flatus), del aire, y calor, del fuego. Su cabeza es redonda, a manera de la esfera celeste. Tiene dos ojos, a semejanza de los dos luminares que brillan en el cielo. Y siete agujeros, a semejanza de los siete cielos.
Varios lectores me han hecho notar que muchas de estas concepciones provienen sobre todo de los griegos. De los pitagóricos, por ejemplo, la mística de los números; y luego platónicos y neo-platónicos. A su vez, veo, esto del hombre como microcosmos era un lugar común en la escuela estoica: el alma es al cuerpo lo que el logos es a la materia, decían ellos.
Lindo. Copio de un apunte muy interesante que me pasan, y que acá viene justo (además, meter palabras en griego en el blog le da un toque intelectual-académico que ni te digo).
La física estoica es materialista, monista y panteísta: al todo lo llaman Dios y tiene dos principios, la materia (pasiva) y el logos (activo) que informa la materia. El universo es una unidad en la que el todo y las partes se armonizan (es el principio de la ‘simpatía’ συμπάθεια universal) y la relación es la misma en el hombre, compuesto de cuerpo y alma (el hombre como microcosmos).
Y con respecto a la última frase de la cita de Honorio, -que habrá hecho fruncir alguna que otra ceja-… qué quieren que les diga. Ah, ya sé qué les diré.
Les diré que estos días estoy conociendo el Bhagavad-Gita (algún amigo que hubiera pasado por cierto restaurant un mediodía de la semana pasada, y me hubiera encontrado leyendo eso y comiendo una ensalada por todo almuerzo habría podido asustarse; no hay motivo, le garanto). Y entre muchas cosas interesantes (algunas de ellas, incluso, a propósito de lo del post anterior), topé con esto (cap 5, 12-13):
El hombre unido a Brahman obtiene una paz duradera por el abandono del fruto de la acción; sin Brahman, es prisionero impulsado por el deseo y esclavizado por la acción.
Renunciando con la mente a la acción, el habitante del cuerpo que es dueño de sí, descansa sereno en su ciudad de nueve puertas, sin obrar, y sin ser origen de ninguna acción.
La traductora tiene la gentileza de anotar que «la ciudad de las nueve puertas» es el cuerpo del hombre, con sus orificios. Supongo que la diferencia con Honorio reside en que aquel no cuenta a los ojos.
Por cierto, ambos coinciden en el machismo de la cuenta (je!).

Manos sucias

Con motivo de (comienzo protocolar si los hay) … de algunas lecturas recientes («Lo impuro», de Guitton), alguna experiencia personal y alguna discusión entre amigos, estuve pensando un poco en el tema… Digamos: los pro y los contra (el peligro, la tentación, el deber, la atracción, la repugnancia) de «ensuciarse las manos», en muy distintos planos (obviamente metafóricos) de la expresión. Pureza, prudencia, coraje, ascesis, sacrificio y otras palabrejas de parecida espinosidad. Compleja, la cuestión; de esas que te pueden hacer caer para cualquier lado.

El asunto es que, pensando en estas cuestiones, esta mañana se me pegó una cuarteta de Almafuerte. No se me iba de la cabeza.
Busco pues en la web, y encuentro sólo dos ocurrencias. Y viendo la primera, compruebo que si el mundo es chico, la cabeza de uno… ni le digo.
Pero la segunda tiene su interés; la cita es de Borges, dialogando con Sábato. Justo esa cuarteta, de entre tantas. Y con un curioso comentario:
Qué raro, Almafuerte, siendo tan popular, cuando escribía milongas le salían malas. Recuerdo una que mejora un poco al final:

Mucho barro hay que batir
En la vía del sepulcro,
No hay oficio menos pulcro
Que el oficio de vivir.

Esta última parte es menos ripiosa que la anterior. Creo.
Será. Después veré si encuentro el poema -o milonga completo. Caso curioso el de este Almafuerte, popular en su tiempo, más bien despreciado por los que saben de poesía; sospecho que con razón. Borges, tengo entendido, lo despreciaba un poco menos que la mayoría; al menos le dedicó bastante atención (Borges era un tipo de simpatías bastante amplias, no sectarias, no predecibles). Creo recordar que en algún lado menciona que conocer a Almafuerte fue su primer contacto con la poesía; y yo casi podría decir otro tanto. El mismo Castellani, lo remeda varias veces; en burla, dirán; pero también algo de homenaje involuntario, se me ocurre. Poesía de trazo grueso… por no decir grosera (en la forma); pero por eso mismo, para principiantes puede servir, creo yo.

Como sea, la cuarteta me sigue pareciendo redondita. Y a propósito.
Quede pues a modo de epígrafe.
(¿Epígrafe de qué? Ah… qué se yo; veremos).

Del Crisóstomo

Conocí hoy este texto de San Juan Crisóstomo (parte de un sermón de Pascua de Resurrección). Bien viene; para mí al menos:
…El amigo de Dios, que disfrute de esta fiesta hermosa y luminosa.
El siervo agradecido, que entre con alegría en el gozo del Señor.
El que ha ayunado, que reciba ahora el denario de recompensa.
Si alguien ha trabajado desde la primera hora, que reciba su gratificación correspondiente.
Si alguien ha llegado después de la tercera hora, que participe en la fiesta agradecido.
El que llegó después de la sexta hora, que no dude: él nada perderá.
Si alguien ha demorado hasta la novena hora, que se aproxime sin vacilar.
El que llega en la undécima hora, que no tema a causa de su demora.

Porque el Señor es generoso. El recibe tanto a los últimos como a los primeros. Concede el descanso al de la undécima hora, como al de la primera hora.
El tiene misericordia del último, y satisface al primero. A uno da, y a otro regala.
El recibe las obras y acepta la intención. Honra los hechos, y alaba el empeño.

Por lo tanto, entrad vosotros todos al gozo de vuestro Señor.
Los primeros y los últimos, tomad vuestra recompensa. Ricos y pobres, regocijaos y alegraos juntos.
Porque la mesa está llena, deleitaos de ella todos. El ternero cebado es abundante; nadie se irá con hambre.

Regocijáos todos del banquete de la fe.
Disfrutad de todas las riquezas de la bondad.

Que nadie lamente su pobreza, porque el Reino ha llegado.
Que nadie llore sus pecados, porque del sepulcro ha surgido resplandeciente el perdón.
Que nadie tema la muerte, porque la muerte del Salvador nos ha librado.

Garantiendo garanto

Juan Cruz acota:
Garantir, parece ser en el diccionario un «verbo defectivo», si tal cosa existe. Según veo en el diccionario de Andrés Bello, es conjugado en nuestro Continente, no en España. Y en algún otro sitio parece decir lo mismo: sólo en América se garanta, y así nos va..
Bueno, a ellos no les va mucho mejor, me parece. De todos modos, me trae algunos ejemplos de la conjugación que me hacen sentir menos achicado. Entre citas de Florencio Sanchez, Mario Bustillo, Eduardo Acevedo Díaz (no sé muy bien quienes son, pero suenan bien) mecha la siguiente observación:
En el campo se dice «garanto» y también «garantiste», si alguien dice «garantizo» sonará muy fuerte y pueblerino, y probablemente le pedirán más garantía. Porque no son bobos.
Bien dicho.
Es verdad que la expresión tiene un sabor «de interior», de gente de campo; la suele usar Dolina, en tono levemente afectado-humorístico. Y de ahí se me pegó, seguramente (como algunas otras cosas).
Y en ese contexto, vaya un cuentito de Don Verídico.

Mondo piccolo

La noticia (via Padre Jim) es más bien una curiosidad: una viuda siciliana, activa dirigente comunista en los ’80, se ha metido a monja -y en un convento de clausura. Y al periodista inglés, para agregar un toque de color a la nota, se le ocurre traer al personaje de Pepone, del «El pequeño mundo de Don Camilo», de Guareschi. No está mal.

Yo no sé cuántos de los lectores (de este blog y de aquel diario) conocerán la obra de Guareschi. Para los que no conozcan, digamos nomás que se trata de una serie de cuentos -publicados en varios libros- que tienen lugar en un pueblito del Po, en la Italia de posguerra. Los personajes principales son Don Camilo, el cura del pueblo, y Pepone, el alcalde comunista. Ambos rústicos -en el mejor sentido de la palabra, incluyendo el físico-, se pasan el tiempo peleando -eran tiempos de pasiones políticas más delimitadas que hoy- pero se tiene afecto. Don Camilo, además, suele dialogar, casi de igual a igual, con el Cristo del crucifijo. Algo más acá.
En fin, a mí me gusta mucho. Como también me gustan algunas otras cosas de Guareschi, Sus novelas humorísticas (El destino se llama Clotilde, Un marido en el colegio) me parecen más flojas.

Pero volviendo a Don Camilo, aprovechemos para comentar que ha sido llevado al cine; y hace poco conseguí la primera parte de la serie más antigua [*]. Y aunque aun no conseguí los subtítulos, y mi comprensión del italiano es escasa, la disfruté mucho. Sobre todo por el personaje de Don Camilo, interpretado por un cómico francés, Fernandel.
Como bien dice acá fue una elección acertadísima. Es asombroso lo bien que quedó el personaje.
Muy recomendable.

Acá hay unos extractos (… devocionales, por decirlo así) de Don Camilo. Los dibujitos -que también están en el libro- son del mismo Guareschi, si no recuerdo mal.


[*La ítalo-francesa; según los entendidos, la mejor; como que fue supervisada por el mismo Guareschi. Todos recomiendan además evitar la remake de 1983 con Terence Hill]

Feíto pero importado

Me topo en una mesa de usados con esta tapa de una edición barata de «Perelandra» (linda novela de C. S. Lewis). Y pienso (automàticamente, sin pensar realmente) «Qué espanto… estas cosas sólo las podemos hacer acá. Qué verguenza. Cómo podemos ser tan…».
Pero qué estás diciendo, animal -me contesto enseguida-: eso no es argentino; está en inglés, ¿no ves? Es inglés, o yanqui.
Ah, sí; perdón; es que uno está tan acostumbrado… Complejo de inferioridad, si quieren; o hábito de maledicencia -de puertas hacia adentro-; no sé.

Bueno. En cierto sentido, es un consuelo. Y en otro sentido, una lástima.
Leon Bloy, tras haber leído no sé que artículo en un diario católico holandés, decía sentirse muy deprimido: hasta entonces había creído que Francia ostentaba una indiscutible primacía en lo que se refiere a la estupidez de los medios católicos; y después de eso, veía que Holanda amenazaba con hacerle sombra…

Fracaso total

Un comentario que recibí hoy; completo y textual:
No se dice «garanto» como verbo, queda muy, pero muy mal. No entiendo adonde quiere llegar, esto es una fantasía adolescente que de católico tiene poco y nada, la verdad que me siento «estafado» pero claro, no exagero, y solamente que mi ilusión de haber encontrado algo interesante en la web, naufragó otra vez más, y usted es como todos, un fracaso total.Levante la puntería y tal vez lo suyo no es lo profundo, ni la religión, tal vez algo más light, como se ve que le gusta pues no opina de nada a fondo.Que le garue finito.
Delicioso. Me alegró el día, le garanto.

Ni sal ni fuego

…si ser cristiano hoy es discutir sobre preservativos, no me interesa. ¿No éramos la sal de la Tierra? Me parece que si estamos discutiendo esto es porque desde hace 50 o 60 años que nada arde por aquí. Quisiera que esto fuera distinto. Adonde se fueron todos?
Este cristianismo administrativo y robótico, me pudre y me da igual. Un lugar común.
Y por otro lado, si la Fe de esta época, en consonancia con todo lo que hay, es desbalanceadamente femenina… hubiera querido tener a Juana de Arco y a Teresa de Avila a los lados, no a la chica que al son de la melodía de «The Real Thing, Coca Cola» lleva a los fieles al altar a compartir la Forma Transubstanciada. Pero Teresa hoy estaría en el Index de la Modernidad y Juana congelada (quemar es incorrecto)…
De acá. Lo acompaño en el sentimiento. Si algo cambiaría, es el número de años (a mi ver se queda muy corto). Y supongo que a Juana (y a Teresa) más que congelar, el Estado (si no el clero) le habría asignado un equipo de psicólogos, para reinsertarla.

Por suerte, falta mucho

El caso arquetípico que suelo recordar (o creo recordar) es este:

Yo tengo unos quince años, estoy leyendo «La agonía y el éxtasis» (una biografía novelada de Irving Stone sobre Miguel Ángel, mediocre, supongo ahora), con gusto y aquella típica voracidad, como quien bebe con sed. El libro es bastante gordo, cerca de 600 páginas; y en cierto momento me detengo a medir -comparando grosor de hojas pasadas y futuras- por dónde voy. Alegría, alivio, al comprobar que apenas si habré pasado la tercera parte. Me queda mucho, todavía. Bien.
Es sólo un ejemplo. Y es casi un rasgo mío, habría dicho. Pero…

Hacemos un corte, y pasamos al año 2005.

Estoy ahora en casa, viendo una película de Miyazaki (Kiki); en un momento, sin pensar, interrumpo el disfrute para hacer click (Pause) y mirar en el reproductor de divx cuánto me queda. Me falta mucho; apenas si habré pasado la tercera parte. Alegría. Play.

Recién al día siguiente -o más tarde- tomo conciencia de lo que hice, y me acuerdo de aquello.
Y recién entonces me doy cuenta, con algún sobresalto, de que aquello, en gran parte es cosa pasada. Sigo leyendo bastante, y con gusto; pero aquella preocupación adolescente de «no querer que termine»… aquello, tan frecuente entonces… ahora es muy raro. Acaso menos que raro …
Pucha… ¿de veras? A ver, me digo, seamos sinceros: ¿puede ser que ahora el «haber leído» me importe tanto o más que el hecho de leer? Puede ser, no puedo menos que contestarme. Y aun cuando suponga los motivos más nobles -que sería demasiado suponer- , aun cuando trate de convencerme de que no se trata de una especie de vanidad o avaricia idiota, de que me importa «haber leído» porque lo leído pasa a alimentarme de alguna manera, y porque de alguna manera lo revisitaré con mayor familiaridad y aprovechamiento, aún así… es un poquito triste.

Y así, al mismo tiempo, me siento contento y agradecido a Miyazaki por haberme devuelto esa alegría perdida; y un poco melancólico porque hasta después de recobrarla no me había percatado de que la había perdido.

De todas maneras, (y aparte de que percatarse siempre viene bien), gana la alegría.