— ¿Por qué es tan odiada la Iglesia?
— Porque es la conciencia de la humanidad.
No es de las cosas que más me gusta citar (demasiado
riesgo de autocomplacencia, y de ese «espíritu de grupo»
que se da de patadas con el espíritu de verdad;
y ya sabemos que también hay ataques hechos de pie,
y odios con motivos más nobles). — Porque es la conciencia de la humanidad.
Pero, con todos los reparos, también son verdades. Y hay días -estos, por ejemplo- en que no viene mal recordarlas.