El análisis de Julio Meinvielle es magistral, a pesar de la omisión de una indagación profunda sobre el influjo nefasto de Léon Bloy. Pero en los años en los cuales Meinvielle elaboraba sus trabajos críticos sobre Maritain, Bloy era aún considerado ortodoxo y de derecha.
Belisimo!Y, aunque no superan lo anterior -difícil superarlo- hay más:
Bloy es una fuente de estados de ánimo útil a quienes intentan transferir la subversión del Gulag a las comunas libertarias, donde los hijos de las flores rojas asociados al profeta del buen salvaje dan testimonio de la decadencia de la moral […]
El juicio esbozado por Jean-Luc Barré induce, por otra parte, a considerar que la conversión [de Maritain y su esposa] no ha sido del todo verdadera, y esto por el hecho de que los dos habían adherido a la extravagante teología de Léon Bloy más que a la verdad católica.
En el ensayo heterodoxo La salvación por los judíos, de hecho, Bloy trastorna completamente la idea de redención, adaptándola a las exigencias de la ideología libertaria e inmoral, hegemónica en los primeros años del siglo XX (hegemónica por influjo de la masonería). Cuando se considera el esquema teológico de la obra de Bloy – que multiplica los errores del milenarismo de Joaquín de Fiore identificando la redención cristiana con la revolución libertaria ordenada a la abolición de la ley – las sospechas acerca de la veracidad de la conversión de los Maritain se refuerzan.
En las fantasías literarias de Bloy, el hijo pródigo es transformado en el emblema del espíritu revolucionario: no es más el pecador redimido por la misericordia del Padre celestial, sino la figura del Espíritu Santo, que sopla en dirección a la anarquía que será instaurada por los hebreos apóstatas (según Bloy éste sería el sentido oculto de la afirmación evangélica “la salvación por los judíos”) por medio del desorden y de la transgresión totalitaria.
Haberlo sabido antes… El juicio esbozado por Jean-Luc Barré induce, por otra parte, a considerar que la conversión [de Maritain y su esposa] no ha sido del todo verdadera, y esto por el hecho de que los dos habían adherido a la extravagante teología de Léon Bloy más que a la verdad católica.
En el ensayo heterodoxo La salvación por los judíos, de hecho, Bloy trastorna completamente la idea de redención, adaptándola a las exigencias de la ideología libertaria e inmoral, hegemónica en los primeros años del siglo XX (hegemónica por influjo de la masonería). Cuando se considera el esquema teológico de la obra de Bloy – que multiplica los errores del milenarismo de Joaquín de Fiore identificando la redención cristiana con la revolución libertaria ordenada a la abolición de la ley – las sospechas acerca de la veracidad de la conversión de los Maritain se refuerzan.
En las fantasías literarias de Bloy, el hijo pródigo es transformado en el emblema del espíritu revolucionario: no es más el pecador redimido por la misericordia del Padre celestial, sino la figura del Espíritu Santo, que sopla en dirección a la anarquía que será instaurada por los hebreos apóstatas (según Bloy éste sería el sentido oculto de la afirmación evangélica “la salvación por los judíos”) por medio del desorden y de la transgresión totalitaria.