Hasta cierto punto, porque ni el libro me atrae, ni la película -sospecho- me llenará. Y, por lo que hace al «efecto cristiano» del asunto… mmm, tampoco soy muy optimista. Comparto algo del fastidio de Amy Welborn sobre el «nuevo mercado cristiano» en EEUU («estoy cansada de que los productores y distribuidores de la industria del cine usen algunas iglesias cristianas para su marketing, y estoy cansada de tantos cristianos que se cuelgan de estos productos culturales, creyendo en su utilidad evangelizadora»).
Por lo que hace a la película en sí, sospecho que será visualmente atractiva, pero también sospecho que la versión condensada de Tom resultará bastante fiel:
LUCY: Ooooh, miren! Un fauno!
EDMUNDO: Esa mujer me provoca una sensación extraña.
LUCY: ¿Qué han hecho con mi pobre faunito?
PETER: Vámonos a casa.
EDMUNDO: Creo que, sin ningún motivo particular, saldré a dar una caminata en la nieve.
LUCY: Oooooh, miren! Un león!
PETER: Vámonos a casa.
SUSAN: Me gustaría tanto que mi presencia en esta película sirviera para algo…
LUCY: Qué han hecho con mi pobre leoncito?
PETER: Vámonos a casa.
LUCY: Síiii! Mi leoncito ha vuelto!
PETER: A las armas! Atrás! Atrás!
LUCY: Síii! Mi faunito ha vuelto!
SUSAN: Bueno, al menos pude matar a alguien.
PETER: Vámonos a casa.
ASLAN: Ahora Narnia será restaurada a un paraíso terrenal y ustedes reinarán.
PETER: Bueno, supongo que entonces podemos quedarnos. Pero sólo por quince años; o veinte.
Comentaba alguien que en su momento C. S. Lewis
se opuso terminantemente a la idea de un versión
filmada de las crónicas; sólo le parecía factible
una versión animada. Claro que su objeción se refería
al tema de los animales parlantes; objeción que
hoy, con tooooda las técnicas de efectos especiales
es de poca monta… dicen. Yo no sé, la verdad
es que igual hubiera preferido una versión animada.
Influencia de Miyazaki, será. Pero también el rechazo
que por lo general me producen los niños actores.
No suelen salir bien, me parece.
EDMUNDO: Esa mujer me provoca una sensación extraña.
LUCY: ¿Qué han hecho con mi pobre faunito?
PETER: Vámonos a casa.
EDMUNDO: Creo que, sin ningún motivo particular, saldré a dar una caminata en la nieve.
LUCY: Oooooh, miren! Un león!
PETER: Vámonos a casa.
SUSAN: Me gustaría tanto que mi presencia en esta película sirviera para algo…
LUCY: Qué han hecho con mi pobre leoncito?
PETER: Vámonos a casa.
LUCY: Síiii! Mi leoncito ha vuelto!
PETER: A las armas! Atrás! Atrás!
LUCY: Síii! Mi faunito ha vuelto!
SUSAN: Bueno, al menos pude matar a alguien.
PETER: Vámonos a casa.
ASLAN: Ahora Narnia será restaurada a un paraíso terrenal y ustedes reinarán.
PETER: Bueno, supongo que entonces podemos quedarnos. Pero sólo por quince años; o veinte.
Hablando de personajes infanties: vi la semana pasada «El expreso polar», donde pretenden zafar de ese problema usando animación por computadora. Con poca fortuna, a mi juicio. Pero, más allá de la caracterización, la película en sí me pareció muy floja; un canto al «El espíritu de la Navidad» y a la necesidad de «creer» … en el peor sentido, en la más inconsistente e imbécil concepción de semejantes expresiones. Una película para odiar cordialmente.
Y ya que hablamos de animaciones y de decepciones: ví «The iron giant» («El gigante de hierro«). Parece que a muchos les gustó; a mí me pareció insoportablemente burda, previsible y hueca. El dibujo y animación es correcto, pero ese estilo de personajes «naturales» y muy gesticuladores (que si no me equivocó arrancó Disney con «La Bella y la Bestia» … piensen en la hermana mayor de Lilo y Stich) ha terminado cansándome por convencional. Pero no es eso lo peor. Lo peor es el argumento, y la dirección. Después me enteré que el director de Iron Giant es el mismo de «Los increíbles» de Pixar (otra decepción).
Tampoco me gustó «Las trillizas de Belleville«; animación francesa refinada, de muy buena técnica; pero a mi ver, sin alma. Algo deprimente, me dejó un leve regusto amargo.
Y no logró interesarme Waking life, con técnica original, pintada sobre escenas filmadas (no la terminé, en realidad).
No hay caso, parece que a Miyazaki no hay con qué darle.