Las topé un par de veces —y espero
que sean más— en alguna misa
de viernes al mediodía en la Catedral.
Celebraba un cura de la congregación
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(creo que la palabra les queda grande,
son más bien una Comunidad, pequeña), con una
fila de monjes a un costado del altar y una de
monjas al otro. Y además de la reverencia
y sentido de lo sacro que uno esperaría siempre,
acá había incienso y —oh, milagro—
música bella, polifónica y sencilla. Muy lindo
y emocionante.
No sé nada más sobre ellas (y ellos). Busco en
Internet y encuentro
esto,
esto
y
esto.
Una comunidad mendicante, originada en Francia en 1983, incorporada a
la orden dominica. Carisma orientado a la vida contemplativa y la belleza
de la liturgia, entre los pobres.