De heráldica, sólo sé que no sé nada (aunque debe ser divertido… y cómo no recordar aquel capítulo de Huck Finn). Así que no puedo opinar demasiado sobre el escudo de armas de Benedicto XVI.
El que quiera (como Huck) saber qué significa cada cosa, puede averiguarlo acá.
Por cierto, la historia del oso (parece el animal es un oso, aunque Disputations tenga derecho a albergar sus dudas) no viene mal para ilustrar lo que decíamos ayer.
… hace referencia a la leyenda del Obispo Corbiniano, que predicó el Evangelio en la antigua Baviera y es considerado el padre espiritual de la Arquidiócesis de Munich-Frisinga.
Según la tradición, cuando el obispo viajaba a Roma, un oso devoró al animal de carga que llevaba. Corbiniano obligó al oso a llevar sobre su espalda el equipaje hasta la Ciudad Eterna. Una vez en Roma, lo dejó libre.
Me gusta que el escudo del Papa (y de este Papa) incluya una referencia a semejante historia.
Según la tradición, cuando el obispo viajaba a Roma, un oso devoró al animal de carga que llevaba. Corbiniano obligó al oso a llevar sobre su espalda el equipaje hasta la Ciudad Eterna. Una vez en Roma, lo dejó libre.
Temo, eso sí, que a algún funcionario de nuestro gobierno lo escandalice la ilustración inferior, que la interprete como una publicidad (si el Barça se ha subido al tren no es de extrañar que también lo haga el Vaticano, pensará), y una provocación de las multinacionales contra nuestro país. Y que se niegue a admitir el escudo exija y al Vaticano su rediseño, ofreciendo de paso (como gesto de buena voluntad, y para demostrar que de esas cosas acá sabemos) los servicios de los diseñadores gráficos que pergeñaron la nueva bandera de la provincia de Buenos Aires.