La razón y la salud

Hablábamos algo ayer con unos amigos sobre el irracionalismo, su lado verdadero y su lado peligroso. Y hoy encuentro esto:
…De modo que, al parecer, mi pensamiento es racional ahora, tal como es el pensamiento de un científico.
Y sin embargo, esto no es un puro gozo, como lo sería el pasar de la discapacidad física a la buena salud.
Un aspecto de la cuestión es que el pensamiento racional impone límites a cómo concibe un hombre su relación con el cosmos. Así, por ejemplo, un escéptico sólo ve en Zaratustra a un delirante que arrastró a millones de creyentes ingenuos… Pero sin su «locura», Zaratustra sólo habría sido un hombre más entre millones o billones de individuos que vivieron y luego fueron olvidados…
Lo dijo John F. Nash, el matemático que recibió el Nobel de economía, tras haber pasado varios años de alucinaciones y desórdenes mentales (muy conocido ahora por la película A Beatiful MindUna mente brillante, con Russell Crowe).

Palabras de doble filo, como siempre que se habla de la razón.
Yo, devoto de Santo Tomás y de Chesterton, tiendo a mirar con desconfianza todo ataque a la razón; y valoro y admiro la defensa -nada fácil ni cómoda- que a lo largo de tantos siglos la Iglesia ha tenido que hacer de ella, frente a irracionalismos de afuera y (los más tentadores) de adentro. (En la edad antigua, en la edad Media, y en la moderna. Y en el dos mil también).

Pero también lo que dice Nash (aunque la ilustración no me convence; ni la citada ni la de propia persona) tiene lo suyo, bien mirado.
Acaso tenga algo que ver con la famosa paradoja de Chesterton (defensor de la fe y de la razón, si los hay) de que «loco no es quien ha perdido la razón; loco es quien ha perdido todo, menos la razón».
# | hernan | 14-febrero-2005