Aunque los argumentos que parten de imaginar un hombre abstraído de su sociedad -de su prójimo- en su inmensa mayoría me fastidian («Imaginate un tipo solo en una isla…«), esto es otra cosa.
Decía Simone, argumentando que el concepto de «obligación» humana es más primordial que el de «derecho» [*] (en el sentido que todo derecho se deriva de una obligación pero no a la inversa), lo siguiente:
Un hombre solo en el universo no tendría ningún
«derecho»; pero sí tendría obligaciones.
Lo cual está muy lejos, me parece, de ser
una trivialidad.
[* Me apresuro a agregar que también me fastidian -casi tanto como los argumentos isleños- esos reparos tradicionalistas contra la exaltación -laica, si quieren- de los «derechos del hombre», y las reinvidicaciones de unos deberes -y un orden- entendidos al modo que lo entiende la derecha. Pero, claro está, Simone es otra cosa.]