Sin comentarios

Se recuerda a los lectores que este blog no tiene comentarios «públicos», como tienen la mayoría (tal vez algún día los tenga, tal vez no; no sé). Pero que pueden dejar sus comentarios haciendo click donde dice «Comentar«.
Gracias a los que comentan (en verdad, sin eso, uno no tendría la constancia de escribir); no dejen de poner su mail, que no se publica y me resulta útil para identificación y acaso para contestar.
La influencia que los sistemas de comentarios tienen en la mayoría de los blogs, es todo un tema… pero resistiré la tentación de hablar impertinencias, por esta vez.
Pero…el caso es que hoy anduve leyendo After abortion, un blog (en inglés) dedicado a las mujeres que han abortado; a cargo de Emily, una mujer que abortó («pro-choice» en aquellos tiempo, «pro-life» ahora); con un espíritu de caridad que -me duele decirlo- echo de menos en la mayoría de los ambientes «pro vida» criollos (y yanquis; y del otro bando no hablemos).
Buen blog, con posts como este; y además tiene una especie de «guía para comentadores» notable, que disparó este post sobre «comentarios». Traduzco algo.
Como se verá, la cuestión es muchísimo más general, y muchísimo más importante, que los modales de un comentador de un blog sobre el tema del aborto.
No use las etiquetas «anti-elección» o «pro aborto». No etiquete a las personas.

Use su energía creativa para encontrar maneras de expresar su opinión respetando la dignidad de los otros.

No rebaje, desprecie o invalide el dolor y la angustia que una cantidad indeterminada de hombres y mujeres han experimentado tras un aborto.

No afirme que si una persona ha experimentado problemas emocionales tras un aborto, entonces ya tenía problemas de inestabilidad desde el principio. Si realmente cree que alguien tiene una inestabilidad emocional crónica ¿qué ganaríamos al añadir un insulto a la herida ?

Del igual modo: si una persona dice que su experiencia de aborto ha sido positiva, no afirme que se trata de una «negación». Suponiendo que fuera así, se trataría de una experiencia demasiado traumática para afrontarla a la luz de la realidad; y si realmente cree eso, ¿qué ganaríamos al añadir un insulto a la herida ?

Antes de comentar algo, pregúntese: «¿Lo que quiero es tener razón , o lo que quiero es tener generososidad, bondad, compasión… y razón ?»

Trate de tener curiosidad por conocer las experiencias de vida y las reacciones emocionales de alguien que le parece muy distinto en su forma de pensar.

Haga todo lo posible para que el otro se sienta seguro al ponerse en una situación vulnerable.

Finalmente, intentemos «no tanto hacernos entender sino entender».
# | hernan | 7-agosto-2004