Grata sorpresa fue para mí saber que a 
Simone Weil
le gustaban —y mucho— las 
coplas 
tradicionales españolas. 
Al parecer, las conoció
por la estupenda recopilación de F. R. Marín; y  en una
de sus primeras cartas a Antonio (un español, militante
de izquierda, detenido en el campo de concentración
de Vernet en 1940) le envía algunas y le dice:
… Un amigo me ha prestado, hace algunos meses, una
colección de coplas españolas. Me han gustado tanto
que he copiado algunas. 
No
conozco otro país donde haya una poesía semejante…
(Bueno, acá en hispanoamérica también hay -o ha habido-,
podríamos objetar; pero claro que eso no es 
más que una rama del árbol español). 
En los 
Cuadernos, figuran
las coplas que Simone dejó copiadas en sus notas.
Son unas cuantas, más de sesenta.  Varias de ellas
las tradujo al francés, para enviarlas a amigos.
Trascribo algunas, un poco al azar.
| Dicen al verme reírque mi suerte es la mejor;
 tan hecho estoy a sufrir
 que me río del dolor.
 
 Si quieres subir al cielotienes que subir bajando
 hasta llegar al que sufre
 y darle al pobre la mano.
 
 Más desgraciao que yono lo parirán las madres:
 que una camisa que tengo
 no tengo quien me la labe.
 
 En los brazos te tengoy considero
 qué será de tí, niño,
 si yo me muero.
 
 
¡Ay, pobrecito de míque doy suspiros al aire
 y el aire se me los lleva
 y no los recoge nadie!
 | A las rejas de la carseno me bengas a yorá;
 ya que no me quitas penas
 no me las bengas a dar.
 
 Siempre que miro al cielolas lágrimas se me saltan;
 no sé de qué ni por qué,
 pero lloro con el alma.
 
 Por ti me olvidé de Diospor ti la gloria perdí;
 y ahora me voy a quedar
 sin Dios, sin gloria y sin ti.   
[*]
 
 Cuando t’encuentro en la callela sangre me se rebota.
 Y me se quiere salí
 er corasón por la boca.
 
 
De rico me pasé a pobrepor ber lo qu’er mundo daba
 y ya beo que ar qu’es pobre
 nadie le mira la cara.
 | 
[*] Luis me señala esta poesía de Manrique («Sin Dios, y sin vos y mí«).