… La charla con González duró hasta las 3 de la mañana.
Recuerdo que nos fuimos con
Manzi
a cenar al
Tropezón
y a las 8 en punto estábamos
en el
Ministerio de Guerra.
Perón me impresionó. Era un hombre informado, de gran rapidez mental; tenía una agilidad -periodística, diría yo- para captar y asumir lo que se le decía. Sobre esto tengo una anécdota significativa.
En una oportunidad hablaba yo con él de los problemas de la burocracia, su lentitud, etc. Al día siguiente abro el diario y leo el último discurso de Perón, dirigido a los empleados de la Secretaría de Trabajo. ¡Era, prácticamente, todo lo que yo había dicho, pero enriquecido, dicho con gracia y habilidad, mechado con estadísticas y conceptos originales! Comenté esto con Estrada y se echó a reír:
– Cuando usted se fue -me dijo Estrada- Perón dijo: «Ya tengo el discurso de mañana«.
Y bien: yo tengo el post de hoy. Perón me impresionó. Era un hombre informado, de gran rapidez mental; tenía una agilidad -periodística, diría yo- para captar y asumir lo que se le decía. Sobre esto tengo una anécdota significativa.
En una oportunidad hablaba yo con él de los problemas de la burocracia, su lentitud, etc. Al día siguiente abro el diario y leo el último discurso de Perón, dirigido a los empleados de la Secretaría de Trabajo. ¡Era, prácticamente, todo lo que yo había dicho, pero enriquecido, dicho con gracia y habilidad, mechado con estadísticas y conceptos originales! Comenté esto con Estrada y se echó a reír:
– Cuando usted se fue -me dijo Estrada- Perón dijo: «Ya tengo el discurso de mañana«.