Anduve hace poco relevando entre las letras de tango aquellas
dedicadas al tema amoroso, sea en el registro de declaración,
o de dicha-celebración. Haberlas, haylas; pero son bastante pocas,
en comparación con las dedicadas al amor frustrado (generalmente
por culpa femenina); aun conociendo por dónde suele discurrir la temática
tanguera, la escasez no dejó de impresionarme.
Pero más difícil tuvo la búsqueda Lidia Borda, cuando hace unos años fue invitada, como representante de la música argentina en la inauguración de la nueva biblioteca de Alejandría, a cantar algún tango que hablara «de la paz y el amor universal». Je. De eso no tenemos; por suerte, vea… Pero igual ella se tiró a la pileta con un tango que no tiene nada que ver (con la temática; y no mucho con el tango)
y se salió con la suya.
Me gusta Lidia Borda, creo que ya lo he dicho. Y fue una grata sorpresa leer que a ella le gustaba Luis Cardei, que en buena medida fue su canto lo que la decidió a dedicarse al tango. Grata, porque me gusta mucho Cardei; y sorpresa, porque no tienen mucha semejanza como cantores… voz chiquita la de él, voz grande la de ella; aunque hay seguramente una afinidad estética que corre más hondo.
Vayan pues dos de Cardei.
Y ya que estamos: murió estos días Adolfo Ábalos, el pianista de los hermanos Ábalos, prócer de nuestro folklore. Pucha que va quedando pocos. Grabé una airosa zambita suya, a modo de pequeño homenaje.