Las misas clandestinas de monseñor Baseoto
Investigación exclusiva. Se convocan con sigilo por cadenas de mails. Reúnen a represores, ex comisarios bonaerenses y cruzados civiles [sic!] contra los avances en educación sexual, derechos de la mujer y los gays. Fotos y testimonios. La conspiración que ve el Gobierno.
Tiene gracia, además, que conjuguen el último verbo en tercera persona.
Investigación exclusiva. Se convocan con sigilo por cadenas de mails. Reúnen a represores, ex comisarios bonaerenses y cruzados civiles [sic!] contra los avances en educación sexual, derechos de la mujer y los gays. Fotos y testimonios. La conspiración que ve el Gobierno.
Y en un alarde de coordinación táctica, veo en los kioscos en estos mismos momentos, un título de parecida catadura en «Veintitrés Internacional»: “El plan del Papa para dividir Europa”.
Me quedan dos dudas.
Primero ¿De dónde proviene el título de la revista? Porque tal vez sea el tope de edad requerido para escribir ahí. Eso explicaría algunas cosas.
Segundo: cuando me topo con desbarres tan notorios en medios de este estilo (en medios … sectarios, digamos; no necesariamente de izquierda), me da curiosidad de saber cuál será la reacción del público habitual y fiel… ¿Les quedará algún resto de sentido crítico, se detienen a tratar de separar la paja del trigo ? ¿Alguna vez se hacen un lugarcito de calma en medio del fragor militante, enfrían la cabeza, abren los ojos y logran confesarse -a sí mismos o sus compañeros de lucha- «bueno… la verdad es que esto … esto ya es una estupidez… una falsedad… una bajeza»?
Me temo (pero sólo puedo basarme en mis pobres recuerdos de mi pobre adolescencia) que eso debe ser muy raro.