Lamento no haberlo advertido; quizás entonces podría haber respondido con alguna convicción («Roguemos por las comisiones litúrgicas […]» «Asnos auténticos»).
Recuerda algunas confusiones de los cantos de misa que ya hemos traído acá:
«Vine a alabar a Dios»
«Vine a lavar a Dios»
Calambures, que les dicen. Involuntarios, en este caso. «Vine a lavar a Dios»
«Tú llámame a servir»
«Tu llama me hace hervir».
Y descubro que el primer verso de la primera égloga de Garcilaso, nada menos, contiene uno:
«El dulce lamentar de dos pastores»
«El dulce lamen tarde dos pastores»
Parece que es un clásico, yo no lo conocía. Supongo que también es involuntario. «El dulce lamen tarde dos pastores»