Calambures involuntarios

Un lector (cura él) me hace notar que la respuesta a la oración de los fieles que decíamos el otro día suena feo también porque se presta a una lectura equívoca: «Haznos auténticos» puede entenderse —en el español de por acá, sobre todo— como «Asnos auténticos».

Lamento no haberlo advertido; quizás entonces podría haber respondido con alguna convicción («Roguemos por las comisiones litúrgicas […]» «Asnos auténticos»).

Recuerda algunas confusiones de los cantos de misa que ya hemos traído acá:

«Vine a alabar a Dios»
«Vine a lavar a Dios»

«Tú llámame a servir»
«Tu llama me hace hervir».

Calambures, que les dicen. Involuntarios, en este caso.
Y descubro que el primer verso de la primera égloga de Garcilaso, nada menos, contiene uno:
«El dulce lamentar de dos pastores»
«El dulce lamen tarde dos pastores»
Parece que es un clásico, yo no lo conocía. Supongo que también es involuntario.
# | hernan | 23-marzo-2009