Me llaman la atención sobre esta cita de Flannery O’Connor («Es cierto que no tenemos teólogos de la crisis, pero en los países del este hay muchos mártires, cuya sangre cuenta mucho más en el orden místico de las cosas.»), en relación con algo que yo decía hace un tiempo, con cierta liviandad.
Y está muy bien; viene bien.
Pero importa evitar una lectura parcial o unilateral (peligro de las citas sueltas), como si la abundacia de mártires pudiera ser —en el pensamiento de Flannery— motivo de conformismo ante la escasez de teólogos («¡Que inventen los otros!» decía famosamente Unamuno cuando oía lamentos por el atraso científico-técnico de España). Para exponer con fidelidad su pensamiento (que es, en esta cuestión, el mío), creo que lo anterior debe leerse conjuntamente con esta otra cita, de la misma, de una carta a su amiga «A» (Betty Hester), 22 /10/1958, sólo un mes después.
… Estoy sorprendida de que no sepas nada sobre los teólogos de la crisis; en todo caso, no hagas virtud de la ignorancia porque no lo es. Son los teólogos protestantes más importantes que escriben hoy en día, y es una desgracia que sean mucho más espabilados y creativos que sus colegas católicos. Tenemos muy pocos pensadores que puedan compararse con Barth y Tillich, tal vez ninguno.
No es una edad en que se elabore teología católica de calidad. Vivimos de rentas, y ha llegado el momento de hacer una nueva síntesis. Necesitamos desesperadamente que alguien haga en el siglo XX lo que santo Tomás hizo con el saber del siglo XIII.
Por supuesto, crisis significa algo distinto para el católico que para el protestante. Para ellos es la disolución de sus iglesias, para nosotros es la pérdida del mundo. Verdad es que hemos producido artistas que acaso puedan ser considerados artistas de la crisis, por ejemplo Bernanos y Péguy…