… llegar a comprender el hecho de que rezar es, sin duda alguna, la única manera
de pensar en Dios; o, más exactamente, una especie de equivalente,
elevado a una potencia superior, de lo que en un plano inferior
sería pensar en alguien.
Como se ve del contexto, Gabriel Marcel usa la expresión «pensar en» en un sentido preciso,
técnico. Para él —si no lo entiendo mal— «pensar en» (alguien o algo) se opone a «pensar (algo)»
(la traducción quizás no es afortunada),
lo primero se refiere siempre a un individuo existente,
lo segundo se refiere a algo puesto como objeto de pensamiento: es
decir, a la esencia antes que la existencia. (G. Marcel suele ser considerado un «existencialista»,
aunque él rechazó la etiqueta). Así, «pensar en alguien» implicaría tenerlo presente, estar de alguna manera
con él (y entonces es «tú» más bien que «él»); no necesariamente
se refiere a una persona, pero sí en primer lugar.
Gabriel Marcel – Diario metafísico
Preguntarme cómo puedo pensar en Dios, es lo mismo que indagar
en qué sentido puedo estar con Él.
Es evidente que no puede tratarse de una coexistencia semejante a la que puede
vincularme a un hombre. No olvidar, de todas maneras, que en el hecho
de «pensar en alguien» hay ya una activa negación del espacio; es decir, de lo más
material y de lo más ilusorio que hay en el con.