Pero… hoy los propietarios legales recuperaron el territorio.
Y, a juzgar por la simpática escena que encontré al llegar del trabajo, están decididos a que no ocurra de nuevo.
A mí me vino a la mente aquella sentencia doméstica (¿sigue vigente? ¿los niños la escuchan de sus padres?) de
que tirar la comida es pecado.
Y también
me vino, cómo no, una tenue racha de simpatía… comunista, digamos.
Tenue, porque dificulto que estos entiendan o aprueben la sentencia en su sentido fuerte,
místico. Pero que me vino, me vino.