… en Ghibli los storyboards
son hechos por el director, y son tomados al pie de la letra.
Es una forma muy diferente de hacer las cosas, el estudio y
sus artistas están siguiendo la visión de un líder, sin necesidad
de discusiones, ediciones o consultas… Pero es este escenario
de trabajo el que da a Miyazaki la libertad para embarcarse en
su propio viaje, para encontrar poco a poco la película que quiere
mostrar. Como resultado, tenemos historias muy personales, con una autenticidad y originalidad prácticamente imposibles
de alcanzar aquí en EEUU, donde la historia es hecha, en el mejor de los casos, por un grupo de gente talentosa, y en el peor caso por un comité. Creo que eso es el punto fuerte de muchos
proyectos japoneses, con sus méritos y sus fallos, tienen la voluntad de atenerse a la visión del director. Así, las historias
resultan más idiosincrásicas; eso es lo que yo, personalmente,
encuentro inspirador y refrescante.
La verdad que hacer animación en EEUU es diferente. Son proyectos caros que deben gustar a una audiencia muy amplia. Lo cual provoca una tensión en los estudios y sus directivos. Desafortunadamente, a mayor presupuesto se corresponde una mayor exigencia de gustar a la mayoría, y eso tiende a debilitar el sabor…
El tipo lógicamente hace excepción (aunque relativa) para su empleador, Pixar. Pero yo no. Las últimas cosas de Pixar me parecieron flojas y convencionales: Cars no tuve la paciencia de terminarla, Los increíbles me pareció mediocre, y Ratatouille apenas mejor; mucha técnica y nada de alma. —De paso, y fuera de Pixar: tampoco me gustó, aunque por otros motivos, Persépolis, de la que tanto se está hablando y que este Enrico también aplaude; pero ese es otro tema—.
La verdad que hacer animación en EEUU es diferente. Son proyectos caros que deben gustar a una audiencia muy amplia. Lo cual provoca una tensión en los estudios y sus directivos. Desafortunadamente, a mayor presupuesto se corresponde una mayor exigencia de gustar a la mayoría, y eso tiende a debilitar el sabor…