«Al bobo, mudarle el juego«, dice el dicho.
«Al filósofo argentino, cambiarle la terminología«, decía Castellani (El Nuevo Gobierno de Sancho; La reforma de los refranes).
Y digo yo, con algo de desaliento : a mis alumnos de ingeniería, hacerles un cambio de variables. Lineal, nianquesea. Aydió…
En verdad, nos impacienta que alguien no reconozca un problema ya
estudiado y resuelto, sólo porque se presenta con distinta vestimenta. Sea que esta novedad (aparente) se perciba como
un mérito, o como una dificultad. Y es claro, nos impacienta porque es una falta de inteligencia (el porqué nos impacienta la estupidez es otro tema…).
Pero también es cierto que uno puede pecar por el otro lado, y tener demasiada disposición a reducir todo nuevo problema a uno ya conocido.
Y si a veces lo esencial de A es lo que tiene en común con B, acaso otras veces sea lo que lo diferencia.
Me parece, se me ocurre ahora,
que esto tiene alguna relación con lo que decía Simone Weil sobre el álgebra y el dinero…. ¿lo comenté alguna vez? Creo que no…. y da para mucho; quedará para otro día.