Los fragmentos son muy variopintos, en todo sentido. Muchos me encantan por esa mezcla de ingenuidad y sabiduría chiquita, que he disfrutado también en textos de Santa Teresa; sabiduría nada impresionante, que -uno diría- no debería requerir grandes penitencias, no debería requerir siquiera la Buena Nueva… bastaría -uno diría- un poquito de buen sentido y benevolencia natural… debería ser tan frecuente entonces como hoy, entre cristianos y no cristianos…-uno diría-. Y, sin embargo, es tan rara…
Tres Ancianos, de los cuales uno gozaba de mala reputación, fueron un día a visitar al abba Aquiles. Uno de ellos le pidió: «Padre, hazme una red». «No te la haré», respondió él. El segundo dijo entonces: «Hazla, por favor, a fin de que tengamos un recuerdo tuyo en el monasterio».
Pero él dijo: «No tengo tiempo». Entonces el tercero, aquél que tenía mala reputación, pidió: «Hazme una red, a fin de que tenga alguna cosa de tus manos, Padre». El abba Aquiles le respondió al instante: «Para ti, voy a hacerla».
Entonces, en privado, los otros Ancianos le dijeron: «¿Por qué no quisiste hacer para nosotros lo que te pedimos, mientras que a éste le respondiste: para ti voy a hacerla? » El Anciano les dio esta respuesta: «Yo os dije que no la haría y vosotros no os habéis disgustado, aceptando que yo no tenía tiempo. Pero si yo no la hacía para éste, él pensaría: el Anciano escuchó hablar de mi pecado, por ese motivo él no quiere hacerlo. Entonces hubiéramos roto el lazo. De este modo yo reanimé su alma a fin de que no zozobre en la tristeza.»
Entonces, en privado, los otros Ancianos le dijeron: «¿Por qué no quisiste hacer para nosotros lo que te pedimos, mientras que a éste le respondiste: para ti voy a hacerla? » El Anciano les dio esta respuesta: «Yo os dije que no la haría y vosotros no os habéis disgustado, aceptando que yo no tenía tiempo. Pero si yo no la hacía para éste, él pensaría: el Anciano escuchó hablar de mi pecado, por ese motivo él no quiere hacerlo. Entonces hubiéramos roto el lazo. De este modo yo reanimé su alma a fin de que no zozobre en la tristeza.»