Releo algo que escribí la semana pasada, y me hace
gracia una especie de lapsus que cometí: el de suponer
que un chico de dieciocho años pudiera decir «tan pronto»
para referirse a un lapso de veinte años, en el futuro.
Sí, claro, «veinte años no es nada«… pero solamente
para el que los mira desde este lado.