Este lunes fue el juicio. Al momento de encontrarse cara a cara, él le pidió perdón, y ella lo abrazó, lo perdonó; y a sus instancias le dieron una pena mínima.
La historia (pueden leerla en inglés, no la encontré en español) está muy bien.
Pero tal vez lo más notable, lo más ilustrativo, sea este editorial del New York Times, que -sin dejar de felicitar el hecho- inserta una salvedad necesaria, para prevenir al lector del siglo XXI contra peligrosas conclusiones apresuradas:
Many have assumed that Ms. Ruvolo’s motivation is religious. But while we can estimate the size of her heart, we can’t peer into it. Her impulse may have been entirely secular.
Mucha gente ha supuesto que la motivación de la Sra. Ruvolo es religiosa. Pero, si bien podemos estimar la grandeza de su corazón, no podemos ver en su interior. Su impulso bien pudo haber sido enteramente secular.
Mucha gente ha supuesto que la motivación de la Sra. Ruvolo es religiosa. Pero, si bien podemos estimar la grandeza de su corazón, no podemos ver en su interior. Su impulso bien pudo haber sido enteramente secular.