Dicen algunas malas lenguas que nuestro presidente, se
escapó de Buenos Aires este 25 de mayo -y frustró así
el tradicional Te Deum– porque se le hacen cuesta arriba
los sermones de nuestro obispo.
Suponiendo que así sea, no estoy muy seguro de
compartir la indignación de muchos católicos de por acá.
Y por otro lado, yo mismo, el sábado pasado estuve a punto de ir
a la celebración de Corpus Christi en Plaza de Mayo, y al final
no fui… y no me animo a confesarle cuán cerquita anduvieron
mis motivos, vea.