Me siento más cerca de Juan Pablo II en estos días
que cuando vivía entre nosotros. Como si fuera más accesible ahora; bueno, de hecho lo es.
TSO, de Video meliora…
Algo de eso hay…
TSO, de Video meliora…
Se me ocurre que Ratzinger es a Juan Pablo II
lo que San Pablo es a San Pedro.
Un comentador en el blog de Amy
Yo también había pensado eso. Pero (parafraseando
a Mircea Eliade, en una observación referida a Frank Duquesne)
las personas que tienen demasiada inclinación a encontrar
relaciones, a imaginar analogías de ese tipo, deberían (deberíamos) imponerse cierta ascesis.
¿Podemos, a esta altura de las cosas, hacernos una idea
cabal (ni de más de menos) de la importancia que tiene
el marco de la historia (¿cuál historia? la que ud. quiera) de esto que ha venido
pasando en los últimos diez días (y en los últimos 26 años)? Un comentador en el blog de Amy
Yo no. Página 12, tampoco. Pero…
…Como el Cid, Juan Pablo II sigue ganando batallas después de muerto.
Y esto no era para nada predecible, ni esperado.
Si la palabra «esperado» la usa en el sentido de «previsible»,
es algo redundante en esa frase. Si la usa en el sentido
de «ansiado», es algo … bueno, es Página 12.Por cierto: en los dos sentidos es falsa; pero eso es lo de menos.
Algo nuevo parece haber aparecido en el mundo. Y como todo lo realmente nuevo, su despliegue será tan impredecible como apasionante.
A pesar de los despistes, a pesar de las
categorías…
no deja de ser una especie de testimonio.
… La letanía de los santos fue particularmente
hermosa, debe haber nombrado más de cincuenta santos.
En lugar del «Ora pro nobis» (ruega por nosotros),
cada invocación repetía «Ora pro eo» (ruega por él).
Los santos iban agrupados: los Apóstoles (cada uno
nombrado por separado), los mártires (especialmente
los que murieron en Roma; y también María Goretti
y Maximiliano Kolbe), Papas, Doctores y varios
de los santos más conocidos de los que el mismo Juan Pablo II canonizó.
De un reporte por un lector del blog de Mark Shea
que estuvo en la misa de los funerales.
Qué envidia me da, cómo me hubiera gustado estar ahí…
No es seguro, y seguramente no es lo más importante del asunto: pero se me ocurre que este funeral puede haber sido
para alguno «de los de afuera» una estupenda explicación
de por qué para los cristianos la muerte es algo
triste y gozoso al mismo tiempo. Y sobre todo, de por qué el santoral
recuerda a los santos en el día de su muerte (quien sabe,
tal vez en adelante alguno que en otra ocasión se hubiera
apurado a usar esa palabrita tan tentadora —necrofilia—, se acuerde de esto
y lo piense un poco mejor).
Fray Nelson enumera (dominico él) características que espera
en el próximo papa.
Está bien. Por ahí andaremos rezando todos los católicos, estos días. No cuesta mucho pedir ni esperar, por lo que podemos pedir y esperar un Papa tan grande como Juan Pablo II.
Ahora, la verdad… si en estas cosas fuera posible negociar, yo pediría un poco menos de luz en el Papa a cambio de un poco más de luz para los otros pastores.
Pero, claro está, estas cosas no se negocian.
Y Dios sabe lo que hace.