Fecundidades

«Tolkien, hombre y mito», de Joseph Pearce (de quien sólo conocía la biografía de Chesterton) es uno de los muchos libritos de introducción y análisis a la obra de Tolkien que andan dando vuelta por ahí. Este, que compré y leí en estos días, tiene la ventaja de ser breve, abarcativo, inteligente… y barato ($8 en saldos de Av. Corrientes).
Me sorprendió -gratamente- encontrar una mención al libro del cura argentino P. Irigaray («De elfos, hobbits y dragones»): Pearce lo recomienda y lamenta que no haya traducción al inglés.

En él también encontré esta observación, casi trivial, dicha al pasar y sin darle mayor importancia, pero que me dejó pensando:
… Cuando Tolkien garabateó «En el agujero en el suelo vivía un hobbit», la oración inicial de «El Hobbit», en torno a 1930, lo hizo para divertir a sus hijos además de sí mismo. De hecho, es justo suponer que si Tolkien hubiera sido soltero y no hubiera tenido hijos nunca habría escrito ni «El Hobitt» ni «El Señor de los Anillos». Quizás habría escrito «El Silmarillion», pero con toda probabilidad nunca habría sido publicado.
Pura casualidad, dirán; una fecundidad no tiene mucho que ver con la otra, dirán (en general, más bien al contrario). No sé, no sé…
# | hernan | 4-abril-2005