Bibliofilias y erratas

Como buen argentino -aporteñado- obediente del ritual, ya fui, ví y compré.
Tres libritos. No mucho. Pero bastante, considerando que uno frecuenta librerías y no debería beneficiarse demasiado de estas ferias; y que los libros importados nos son caros.
Compré:
  • «La última del cadalso», de Gertrude von Le Fort.
    La novelita que inspiró «Diálogo de Carmelitas» de Bernanos. Ya la leí, y es mejor de lo que esperaba. De Editorial Bello, (chilena) que tiene otras cuantas cositas de interés; editan cosas de C. S. Lewis, por lo cual están haciendo ruido con la próxima película sobre las «Crónicas de Narnia» (ahí me enteré que el director es el de «Shrek» y «Shrek 2»; el volante que repartían es muy poco prometedor; pero habrá que ver).
  • «Gramática esencial de la lengua española», de Seco.
    Estoy grande para aprender a escribir, pero igual me gusta leer sobre estos temas. Y estaba barato. Ya he aprendido un par de cositas.
  • «La Iglesia – Páginas selectas» , de J. H. Newman. De editorial Monte Carmelo. Todavía no leí casi nada; pero pareciera que no es una edición muy cuidada que digamos (y por $100 uno esperaría algo mejor). Pocas veces he encontrado semejante rejunte de erratas como en esta página, leída al azar. Copio la cita corregida (erratas van abajo) porque, más allá de eso, el tema tiene su interés actual:
    La conducta de Newman en lo que concierne a las conversiones [1] ha sido mal interpretada. (Extracto de su diario personal)

    Rogers (Lord Blackford) preguntó el otro día a Ward cómo era que los católicos me comprendían tan mal; es decir, supongo, por qué tenían una opinión tan baja de mí (…). La razón de ello se indica en la observación que la pasada semana dirigió el mariscal de Brighton al P. Ambrosio: «Pues bien, no ha llevado a cabo ninguna conversión [2], como las han realizado Manning y Faber».
    He aquí el verdadero secreto: «yo no hago nada.» La única cosa que vale la pena mencionar es el «resultado».
    Ahora bien, para el cardenal, lo que salta a la vista inmediatamente es un resultado, y las conversiones [3] son el único resultado (…). Por doquier entre los católicos, realizar conversiones [4] es hacer alguna cosa, y no conseguirlas es «no hacer nada». Por lo demás, según la apreciación de la Propaganda, del cardenal (Wiseman) y de los católicos en general, es necesario que sean conversiones brillantes, de hombres importantes, nobles o eruditos, y no solamente de pobres…
    Conviene recordar que en Roma imaginaron ver a toda Inglaterra unirse a la Iglesia. Y según su opinión, el único medio de obtener esa conversión «en masse» es la conversión de personas de posición elevada. «Il governo» se encuentra en todas sus concepciones.
    [1] En la edición: «conversaciones»
    [2] «observación»
    [3] «conversaciones»
    [4] «conversaciones»

    Pobre gran Newman… (y no lo digo por las erratas).
  • # | hernan | 27-abril-2005