Me interesa en particular esa búsqueda porque, como pueden comprobar, Google devuelve en las primeras posiciones mi «concordia«. Y más allá de eso, como también pueden comprobar, los resultados de las primeras posiciones son casi todos relevantes; es decir, el tipo de página que alguien que busca información sobre la palabra evangelios puede encontrar de interés.
Pruebo entonces en MSN. El resultado es pobre: páginas oscuras e irrelevantes en su inmensa mayoría. Pero eso importa poco: porque antes, el el experto buscador ha creído adivinar que he tipeado mal y, ajustándose la corbata y con sonrisa ejecutiva, me sugiere una corrección:
- Were you looking for evangelion?
Bueno…. no carguemos la mano: la corrección se debe a que entré al buscador en inglés. Al parecer, el idioma de la interfaz influye en los resultados (en Google son dos cosas diferentes). Entrando por el formulario en español, busco lo mismo, y ahora la corrección no aparece. Igual, los resultados son mucho más pobres que en Google (y de la Concordia, ni noticias).
De todas maneras, y como van las cosas, no sería de extrañar que en poco tiempo también el buscador en español tenga dificultades en creer que uno está buscando semejante palabra.
Cuestiones de contexto, claro. Y uno está un poco fuera de contexto.
Una vez un amigo mío vio en mi casa, sobre la mesa, un libro titulado «Las florecillas de San Francisco». Lo abrió… para decepcionarse al descubrir que no se refería a la ciudad de EEUU. A mí ni se me hubiera ocurrido.
Parecidamente, muchos sabios de la política argentina (y de moral y de religión, si me apuran), de esos que forman opiniones, de esos cuyo universo mental empieza en la tapa de Clarín y termina en la contratapa de Pagina 12… no pueden concebir que alguien, al recordar una frase de Jesús, esté pensando en el Evangelio.