Me sorprende un poco ver que varios apreciables blogs católicos
del norte se muestran entusiasmados ante
la película sobre Santa Teresita que están por estrenar. Digo, porque… si mi apreciación
(muy limitada, es verdad) no me engaña, y si los trailers
(muy poco confiables, es verdad) no mienten, esta película
pinta entre flojita y espantosa. Ya lo comenté una vez.
Recuerdo incluso el caso de una escritora (de buena fama entre los blogs
católicos yanquis, en los que suele meterse) que a principios de año se opuso
a «La pasión de Cristo» (y a Ana Catalina Emmerich; por antisemita y esas cosas) y recomendaba
en cambio, como ejemplo de película católica «ortodoxa», este presunto [*] bodrio.
Una preferencia que acaso sea un buen símbolo de ciertas ortodoxias.
Y me dan ganas de citar una típica frasecita de Bloy, sobre los católicos
y la belleza; pero sería un poco demasiado duro, quizás.
Quede para otro día… para cuando nadie se acuerde de este post.
Por ahora, me limito a reformular una de las preguntas que tiene
Tom de Disputations a modo de lema («Stock Questions»; en la barra lateral, abajo), como
esas piedras de toque que hay que usar a cada paso: Tom pregunta
«Pero… ¿es verdad?». (O sea: antes de preguntarnos si algo -un
hecho o una teoría- nos gusta, nos parece edificante, nos parece
conveniente de creer o de convencer, nos suena bien, etc… antes
que eso hay que preguntar y preguntarnos: ¿es verdad? Parece
una bobada, pero está lejos de serlo; la misma Simone Weil decía que la gente prefería admirar su inteligencia a preguntarse
si decía la verdad).
Bueno, en este caso, preguntemos: «Pero.. ¿ es buena película ?»
«Pero ¿es bella ?»
Sin eso, lo demás importa poco; en el mejor de los casos.
[*] Presunto por mí, claro está. Y vuelvo a decir: sería un gusto enorme haberme equivocado en esto.