El domingo pasado comenté
al pasar sobre las letras satánicas en los discos pasados al revés, como una exageración humorística; pero sin creer que los
de Panorama Católico fueran a caer tan bajo… al menos no en el corto plazo. Y hete aquí que ya cayeron.
Aparte de eso, la prosa tiene rasgos tan típicos… («Alguno podría quizás sonreír pensando que trato de buscar un efecto apelando a relaciones y hechos «extraordinarios». No entraremos a investigar subjetividades, solo constatamos los datos que surgen de publicaciones y obras de los propios interesados.» … ).
El mismo tono de los paranoicos conspirativos,
de los libros
sobre los ovnis o las pirámides…
Alguno me objetará que el tono es lo de menos, que lo que importa
es la sustancia. Pero no creo. Acá, y casi siempre, el tono es inseparable la sustancia.
Y alguno me objetará que por qué me las agarro con estos
en lugar de agarrármelas con los de revista San Pablo. Hombre, le diré yo:
cada cual debe pelear contra los males que tenga cerca… no? ¿Para qué voy a gastar energías en despotricar contra
las bebidas alcohólicas sin ni yo ni mis prójimos
somos alcóholicos ni tenemos tendencias de serlo ?
¿Para sentirme -y hacernos sentir- virtuosos?