Me costaba un poco creer lo del pingüino Neki. Pero recién vi el libro y lo hojeé, en calle Corrientes. Y es así nomás la cosa.
(De paso ¿qué querrá decir eso de «Es imposible dudar de la buena fe de esta historia …» ? 
¿Es posible que este periodista -aún escribiendo en Clarín- 
se ponga a objetar la «estética ramplona»?).
En fin, habrá padres que comprarán eso, es de suponer.
Tal vez los mismos que se enorgullecen de no hablarles de
religión a sus hijos «para que ellos decidan por sí
mismos cuando se hagan grandes». 
O quizás estos padres de hoy
son aquellos hijos de ayer, que hoy se hicieron 
grandes (digamos) y deciden por sí
mismos (digamos) …  comprar las
aventuras del pingüino Neki.