Capitulo I «Nociones preliminares»
Es necesario evitar que el arte caiga en manos de los canallas. No hay peor desgracia para la humanidad que un artista perverso. Yo he escuchado a muchos de ellos. Poseen la técnica y los secretos de la música. Son diestros, pero la maldad impregna toda su obra.
Y observe el alumno lo que voy a decirle: nadie puede crear una obra que sea mejor que uno mismo. Nuestras obras se nos parecen. Por eso un vals tocado por un cerdo, es siempre una chanchada, por más acordes que usted le ponga.
Ejercicio número uno: preparación del artista
Tómese la guitarra y afínesela del siguiente modo: primera cuerda, mi. Segunda, si. Tercera, sol. Cuarta, re. Quinta, la. Sexta, mi.
Ahora deje la guitarra, salga a la calle y empiece a vivir. No estará de más procurarse algunas ilusiones. Tampoco vienen mal un par de desengaños.
Si se actúa con paciencia, no tardará en llegar la soledad, precedida muchas veces por el amor. Usted no pierda la calma. Al principio será un poco difícil, pero luego el alumno irá percibiendo ciertas cosas y al cabo de un número indeterminado de años ya estará en condiciones de pasar al ejercicio número dos.
Ejercicio número dos: tocar las cuerdas al aire
Cumplido el primer ejercicio, vuelva donde dejó la guitarra, revise la afinación, y con los dedos índice y mayor toque las cuerdas al aire, hasta que se pudra.
Es necesario evitar que el arte caiga en manos de los canallas. No hay peor desgracia para la humanidad que un artista perverso. Yo he escuchado a muchos de ellos. Poseen la técnica y los secretos de la música. Son diestros, pero la maldad impregna toda su obra.
Y observe el alumno lo que voy a decirle: nadie puede crear una obra que sea mejor que uno mismo. Nuestras obras se nos parecen. Por eso un vals tocado por un cerdo, es siempre una chanchada, por más acordes que usted le ponga.
Ejercicio número uno: preparación del artista
Tómese la guitarra y afínesela del siguiente modo: primera cuerda, mi. Segunda, si. Tercera, sol. Cuarta, re. Quinta, la. Sexta, mi.
Ahora deje la guitarra, salga a la calle y empiece a vivir. No estará de más procurarse algunas ilusiones. Tampoco vienen mal un par de desengaños.
Si se actúa con paciencia, no tardará en llegar la soledad, precedida muchas veces por el amor. Usted no pierda la calma. Al principio será un poco difícil, pero luego el alumno irá percibiendo ciertas cosas y al cabo de un número indeterminado de años ya estará en condiciones de pasar al ejercicio número dos.
Ejercicio número dos: tocar las cuerdas al aire
Cumplido el primer ejercicio, vuelva donde dejó la guitarra, revise la afinación, y con los dedos índice y mayor toque las cuerdas al aire, hasta que se pudra.