Y se ufanan de ser de los pocos que la tienen y la dicen (aunque no muchos alcanzan la jactancia explícita de Cabildo).
Del otro lado, algunos —muchos— proclaman que la verdad no existe.
Pero, en cambio,
están muy seguros de saber qué es la justicia. Y festejan cuando se hace justicia
(su expresión mas característica parece ser: «que se pudra en la cárcel»; a mayor pudrición, mayor justicia).
No vendría mal una redistribución del relativismo, digo yo.