Acá en Argentina sólo se está proyectando doblada. Pero, aunque en general prefiero los subtítulos, en este caso no tengo nada que objetar; las ventajas (poder concentrar la vista completamente en los dibujos) compensan las desventajas (perderse las voces originales). Y el doblaje está bastante bien: idioma español neutro, voces adecuadas (aunque la voz cascada de Sophie es un poco confusa por momentos), traducción correcta (en muchos casos mejora los subtítulos que conocía; pocas libertades discutibles). Bueno sonido (aunque la música no es de lo mejor de Joe Hisaishi; un poco repetitiva), y buena imagen (esencial! ; más de una vez se echaba de menos la posibilidad de apretar «Pause» para ver mejor los detalles).
La película no ha tenido demasiada publicidad ni demasiada respuesta de público, no creo que dure mucho en cartel. Habrá que apurarse, pues.
Acá van links a críticas de los diarios argentinos: LN – Clarín – P12 – Amb
Como el argumento es confuso por momentos, abajo esbozo un resumen, con algunas explicaciones (o interpretaciones). Tiene algunos «spoilers» (cuenta el final, arruina el efecto sorpresa), por lo que algunos preferirán leerlo después de ver la película y no antes. Pero si la van a ver una sola vez, por ahí conviene ir con la historia ya algo masticada.
Esto sigue no es propiamente una sinopsis. Son más bien datos que tratan de redondear la historia, y de aclarar puntos oscuros.
La historia transcurre en un tiempo y lugar indeterminado, inexistente: un reino europeo con elementos mezclados del siglo XIX y principios del XX. El clima militarista que se respira indica que hay guerra (contra el reino vecino ; disparada, quizás, por la desaparición del príncipe de aquel reino).
La protagonista, Sophie, es la mayor de tres hermanas; de su familia sólo conoceremos algo de una hermana -Lety- y su madre; ambas coquetas y extrovertidas, mientras que Sophie es retraída, y falta de gracia. Trabaja en una humilde tienda de sombreros que heredó de su padre.
Howl es un mago que viaja en un castillo con patas. Se dice en la ciudad que «roba los corazones» de las mujeres hermosas. Es muy vanidoso, egoísta y algo cobarde.
El castillo de Howl tiene una puerta mágica, con distintos colores que comunican con distintas ciudades del mismo reino, y donde Howl asume distintas identidades (Pendragon, Jenkins).
Howl es perseguido por la Bruja Calamidad (o Bruja de los Páramos), una vieja enamoradiza que «quiere su corazón», y que tiene secuaces (unas especies de amebas negras gigantes que toman formas apenas humanas y sólo invisibles para casi todos los humanos).
El reino tiene además una bruja oficial, Madame Suliman, en contacto directo con el rey; ella también busca a Howl -su antiguo aprendiz- para reclutarlo en la guerra.
Advertencia: lo que sigue revela algo del final
El castillo, además de Howl, lo habitan Mark, un niño que está aprendiendo magia. Y Calcifer, un espíritu (demonio) del fuego.
La relación de Howl con Calcifer (y con el castillo) es compleja y esencial: resulta (como aprendemos cerca del final) que Calcifer era originalmente una estrella fugaz. Las estrellas fugaces son espíritus -representados a veces por hombrecitos, los que hacen la ronda en torno a la bruja Calamidad y alrededor de Howl… – que al caer mueren. En su niñez, Howl atrapó una estrella fugaz, y compadecido le dio su corazón (tras comérsela); quedaron enlazados, así, a través de un pacto mágico: el espíritu, Calcifer, sobrevive bajo la forma de fuego (alimentado del corazón de Howl), es quien da forma y vida al castillo y sólo obedece a Howl; éste, por su parte, queda «sin corazón»; mientras él crece, y sus poderes mágicos aumentan, su corazón queda fijado en la niñez.
Howl odia la guerra, y suele usar su magia para entorpecer los movimientos militares, desviar bombas y luchar contra los bombarderos, no importa de qué reino. Para esto, adopta una forma de pájaro; cada vez le cuesta más retornar a su forma humana, presumiblemente por su corazón faltante.
En la trasformación anterior, y como una especie de regalo, Howl ha «encadenado» el castillo a la tienda de sombreros de Sophie. En cierta manera, el castillo «es» la tienda (una forma viva de decirle a Sophie que el castillo es su casa). Pero este «arraigo» (de paso, más de uno comenta que la movilidad del castillo es un signo del desarraigo emocional de Howl) resulta muy peligroso: el castillo no puede moverse, y los enemigos tienen un blanco fácil, que Howl se ve obligado -por Sophie- a defender de las bombas, probablemente con su vida. La única manera que encuentra Sophie de destruir esa atadura es destruirlo. Libre ya para moverse, y buscar a Howl, pide a Calcifer que lo rehaga … si puede. Para lo cual trasmite parte de su poder a Calcifer, dándole a comer su trenza.
Probablemente, un signo de que «baja la guardia»: cuando duerme, cuando reconoce su amor, cuando no se resigna.
Así parece.
Puede verse como una alusión a su crecimiento personal, y/o una alusión al tema de las estrellas (como le dice Howl).