La tía Tula

Estuve releyendo estos días algunas cosas de Unamuno, sobre todo La tía Tula. Una novela estupenda, si no me equivoco.

Y si me equivoco… pues entonces no tengo remedio, considerando que hace casi veinte años que lo leí por primera vez. Me duele un poco que Unamuno sea tan poco conocido —o así me parece— fuera del mundo hispano. (Será así?)

De todas maneras, hacía bastantes años que no releía esta novela, y me impresionó reencontrar tan vívidamente algunas emociones de hace tiempo. No era cristiano yo -creo- en aquel entonces, y sospecho que empecé a ver la profundidad de la idea del «pecado original» a partir de algunos textos de Unamuno.

Y luego, este diálogo, que conecta la pureza con la alegría -aún la alegría en medio del dolor-; sólo al releerlo descubrí cuánto me había impresionado, al descubrir con qué fuerza resonaban en mí estas palabras, cuánto me emocionaban, después de tantos años:

– El caso es que es laboriosa, obediente, servicial, pero ¡habla tan poco…! ¡Y luego no se la oye reír nunca… !
–Sólo alguna vez, cuando está a solas conmigo, porque entonces es otra cosa, es otra Manolita…, entonces resucita… Y trato de animarla, de consolarla, y me dice: «No te canses, mamita, que yo soy así…, y además, no estoy triste…»
–Pues lo parece…
–Lo parece, sí, pero he llegado a creer que no lo está. Porque yo, yo misma, ¿qué te parezco, Carita, triste o alegre?
–Usted, tía…
–¿Qué es eso de usted y de tía?
–Bueno, tú, mamá, tú…, pues no sé si eres triste o alegre, pero a mí me pareces alegre…
–¿Te parezco así? ¡Pues basta!
–Por lo menos a mí me alegras…
–Y es lo que nos manda Dios a este mundo, a alegrar a los demás.
–Pero para alegrar a los demás hay que estar alegre una…
–O no…
–¿Cómo no?
–Nada alegra más que un rayo de sol, sobre todo si da sobre la verdura del follaje de un árbol, y el rayo de sol no está ni alegre ni triste, y quién sabe …. acaso su propio fuego le consume… El rayo de sol alegra porque está limpio; todo lo limpio alegra…
# | hernan | 14-junio-2004