Es que cuando se enojan pierden la compostura. Y es divertido, en pequeñas dosis, verles mostrar la hilacha -y algo más que la hilacha.
La revista «Veintitrés«, por ejemplo. Esta semana están exultantes con el «uruguayazo». Pero la semana pasada … aaah, la semana pasada, estaban furiosos con lo del rescate… Unos policías (aajj!) habían salido bien parados, se repartieron condecoraciones y las venas de los cuellos progres se veían hinchadas de odio («hay que ser fascista para aplaudir a un policía!»).
La tapa entonces era inevitable. Inevitable la foto (bigotes, anteojos oscuros, corbata, pelada y metra: un lujo). Inevitable el tono del título «La inquietante historia del comisario Seisdedos«, que promete sabrosas infamias. Menos inevitable (téngase en cuenta que se trata de una revista con ciertas pretensiones de inteligencia) me pareció el texto de tapa; podríamos decir que excedió mis esperanzas:
Conozca la cara oculta del comisario que con semejante apellido acaudilla la institución más corrupta del país.