Hoy es el día de todos los muertos. La Iglesia recuerda
a las almas del Purgatorio, tras haber recordado ayer
(«Todos los santos»)
a las que están en el Cielo.
Misa en la Catedral. El cura en el sermón hace mención
de «los muertos que están debajo nuestro», pues parece
que la catedral fue edificada sobre un antiguo cementerio.
(yo no lo sabía). Y me reconfortó que lo dijera,
el hecho de recordar a -y de rezar por- esos
muchos muertos desconocidos y cercanos, me hizo
sentir algo mejor el sentido de la fecha.
Como también la esperanza que expresó de que algún futuro 2 de noviembre otros cristianos recen por nosotros.
La comunión de los santos, extendiéndose a la muchedumbre de muertos; muertos que a pesar de su anonimato,
están presentes —no ya en la pobre memoria de los hombres, ni exclusivamente en la memoria de Dios, sino
en comunicación actual con nosotros—.
No recuerdo quién -Bloy? Bernanos?- gustaba de recordar destacaba esta obviedad, que solemos olvidar: la muchedumbre de muertos es muchísimo más numerosa
que la de los vivos… (y eso sin entrar a dilucidar
en qué medida los «vivos» que nos rodean realmente viven).