Para algunos, el follaje de otoño la convierte en la estación más romántica. Sin embargo, muchos de estos cambios responden a estrategias de supervivencia.
Las palabras que destaco vendrían a ser, gramaticalmente hablando, una … (¿qué vendrían a ser, Jeeves?)… una «locución conjuntiva adversativa». Bien. Ahora, lógicamente hablando,
vendrían a ser todo un non sequitur ¿no? Una inconsecuencia bastante cómica. O penosa, según se mire.
Interesa saber cómo mirarla, creo, considerando que otras adversativas más importantes y frecuentadas parecen compartir un aire de familia…
«Los hombres, antes (y algunos aún ahora) creían que el mundo había sido creado por Dios. Sin embargo, la ciencia moderna ha mostrado que [etc]».
¿Aire de familia, dije? Digamos mejor (no tengo comentarios públicos en el blog, así que no debo temer que se arme el fastidioso hilo de discusión, con objetores de uno y otro lado) que son lo mismo.