Dotes, contratos y testamentos

… la moneda se había estabilizado… El campesino y el pequeño burgués francés conservaban un poco de oro y compraban valores sobre la renta. Cada familia trazaba el plan de vida de sus hijos desde la cuna hasta el sepulcro. Dotes, contratos y testamentos figuraban aún, como en tiempos de Balzac, entre los temas frecuentados por los novelistas. La burguesía, grande y pequeña, seguía siendo legalista, económica y prudente.
Lo comenta André Maurois en su Historia de Francia, sobre los primeros años del siglo XX.
Y sí, creo recordar ese rasgo de algunas novelas francesas del siglo XIX, Balzac con toda probabilidad; y creo recordar mi leve extrañeza (no bien formulada, para variar), ese modo de desenvolverse los personajes entre dotes, contratos y testamentos (y con la quiebra como suprema desgracia). Yo (muy joven y muy ignorante del mundo) podía suponer nebulosamente que esas eran cosas de la gente grande, del mundo (mi mundo), y que al correr de los años yo también me desenvolvería con esa naturalidad y esa aplicación. Pero, una de dos: o , como viene a decir Maurois, esos eran rasgos de otro mundo, o es que yo no crecí demasiado.
O las dos cosas.

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