Tú sabes que cada uno tiene un alma que puede
ser herida y herida y puede enfermar y, de esa manera,
hacer que también el cuerpo enferme.
Puede haber otras razones, pero frecuentemente
la enfermedad es causada por la malevolencia y el odio
que otro tiene contra ti en su cabeza.
También tú tendrás odio en ti contra algún otro,
porque te habrá hecho algo; y también este odio
ensombrecerá tu alma y la hará enfermar.
Nuestros antepasados sabían esto, y por eso fijaron un tiempo durante el año durante el cual todos, hombres y mujeres, libres y esclavos, están autorizados a decir sin cortapisas lo que tienen en sus cabezas, a decir a sus vecinos lo que piensan de ellos y de sus actos; y no sólo a sus vecinos sino también al jefe y al rey. Cuando un hombre ha podido hablar con tanta libertad, sentirá su alma fresca y tranquila, y también el alma del otro contra quien él ha hablado tan abiertamente quedará tranquilizada. Puede que el rey haya matado a tus hijos, y que tú lo odies. Esto ha hecho que él enferme, y tú también, por no poder decirle en la cara lo que pensabas; por eso los dos no tenéis sino ventajas.
Por eso es que el rey de Ashanti, hace mucho tiempo, hacía llamar a la reina de Nkoranza cuando enfermaba, para que ella pudiera insultarlo, aun fuera del tiempo determinado para ello. Esto le hizo bien y fue causa de que viviera más tiempo.
* Según cita D. Wörfel en «Cristo y las religiones de la tierra», edición dirigida por F. König. Nuestros antepasados sabían esto, y por eso fijaron un tiempo durante el año durante el cual todos, hombres y mujeres, libres y esclavos, están autorizados a decir sin cortapisas lo que tienen en sus cabezas, a decir a sus vecinos lo que piensan de ellos y de sus actos; y no sólo a sus vecinos sino también al jefe y al rey. Cuando un hombre ha podido hablar con tanta libertad, sentirá su alma fresca y tranquila, y también el alma del otro contra quien él ha hablado tan abiertamente quedará tranquilizada. Puede que el rey haya matado a tus hijos, y que tú lo odies. Esto ha hecho que él enferme, y tú también, por no poder decirle en la cara lo que pensabas; por eso los dos no tenéis sino ventajas.
Por eso es que el rey de Ashanti, hace mucho tiempo, hacía llamar a la reina de Nkoranza cuando enfermaba, para que ella pudiera insultarlo, aun fuera del tiempo determinado para ello. Esto le hizo bien y fue causa de que viviera más tiempo.