Continuando el reporte climático, informamos que
hoy llovió, nomás. De la mañana a la noche.
Temperatura más bien alta.
Un día «feo», vamos.
Aunque algunos protesten, aunque algunos gusten
(gustemos) de los días lluviosos… sigo creyendo
que primero hay que gustar de los días soleados.
Me dicen algunos que en algunas latitudes el sol es sinónimo
de calor, y por lo tanto no muy bienvenido; pero bueno, a quién
se le ocurre vivir en esas latitudes, yo no tengo la culpa.
Me dicen otros que las tormentas violentas, con sus reminiscencias
de diluvios purificadores, puede producir una misteriosa
pero indudable satisfacción; que la gradiosidad espectacular
de truenos y relámpagos te hacen sentir chiquito, y que es bueno sentirlo. Sí, cómo no. Y qué poco nos queda, de esas cosas
capaces de provcarnos un estremecimiento en ese registro,
de darnos algún reflejo de «lo numinoso»… y cuánto (sin saberlo,
por lo general) extrañamos esos sentimientos… Yo lo pensaba hace poco más de un año, cuando en Buenos Aires cayó aquella granizada;
paseando por foros y comentarios, era sorprendente la emoción y la excitación de la gente… el entusiasmo, casi. Nos habíamos sentido chiquitos, abrumados por el poder de los elementos; y a todos
—humores, religiones e ideologías aparte— nos había
gustado sentirnos así. Curioso consuelo. Y sin meternos a escarbar en los motivos (o legitimidad o utilidad) del sentimiento, ahí está el sentimiento. Vale.
Pero (aparte de que el clima de hoy no tuvo nada de esa grandiosidad)
la belleza de lo terrible no debería ser -en nuestra escala
de apreciación- la primer belleza, me parece.
Está bien que te encante la tercera de Beethoven, pero eso no debería
estorbarte para gustar de una zamba.
A cuento de esto —o mejor: con la excusa de esto—,
para recibir esta lluvia de octubre, para traer un cachito de
belleza sin ampulosidades, y para cortar estas nebulosidades: escuchen y vean, de lo mejorcito que me he topado en Youtube: Las aguas de marzo, por Elis Regina; si prefiere sin subtítulos. O esta otra con Jobim,
o esta otra
con el mismo. Cuesta elegir.
Y si de excelente videos musicales en Youtube hablamos (es decir:
buena canción, buen intérprete y buen sonido-video), y también tratando de pedras y caminhos, podemos traer
a Mercedes Sosa (hace algunos años) cantando Piedra y camino;
o, mejor todavía, esta joya, sencilla y pura como un día de primavera: la Chacarera de las piedras.