Sigo de todas maneras sin encontrar algo comparable a lo que encuentro en los libros, qué vamos a hacerle. Como ya he dicho alguna vez, hay libros, escenas literarias, personajes de novela, que son como parte de mi vida, los siento como parte de mi historia y como referencias. Dificulto que algo parecido pudiera pasarme con alguna película… Y entre otras cosas —aunque esto no sea esencial— el tema religioso es muy raro que me atraiga en la pantalla… recuerdo que siempre me causó rechazo el Jesús de Zefirelli, por ejemplo (lo vi hace muchísimos años, tal vez debería verla de nuevo, pero no me dan ganas); no sé si será tan difícil dar el tono justo, o si será un problema de mi sensibilidad o qué.
Este fin de semana vi otra de Zefirelli: «Hermano sol, hermana luna», la de San Francisco. Tenía idea de haberla visto también de chico, pero parece que no (sólo recordaba la escena de Francisco cortándole el pelo a Clara; tal vez alguna promoción). No esperaba gran cosa -de la época ni de Zefirelli- y en verdad resultó peor de lo esperado. Sólo la figura enorme -y tan inevitable, uno diría- de Francisco alcanza a salvar alguna que otra cosita; pero la película es demasiado pavota, realmente.
Con un poquito más de esperanzas (había pispeado alguna crítica positiva) me senté ayer a ver Thérèse (Cavalier – Francia – 1986), una película sobre Santa Teresita del Niño Jesús (no confundir con el reciente bodrio de Defillipis, 2004).


Mencionemos para terminar otra película que vi el fin de semana: Enjambre (The swarm). ¿Y esto? Una setentista, de la ola de películas sobre desastres (es del mismo de «Infierno en la torre»). Pasó sin pena ni gloria en su momento, y hoy es más bien recordada como prototipo de película desastrosa (no por su temática sino por su resultado). Y no soy muy afecto a ese disfrute invertido de las obras malas (o de lo kitsch o bizarro), pero por una vez… y sobre todo como ejercicio de curiosidad nostálgica; recordaba haberla visto de chico, en circunstancias precisas (atardecer lluvioso en unas vacaciones de verano en Córdoba)… Comprobé que sólo un par de escenas habían quedado en mi memoria. Y comprobé que la película merece su fama; es terrible. Disfruté, sin embargo, sus 156 minutos (versión extendida!), en esa clave de parodia involuntaria.

Y a los efectos de este post, y de su título, no podemos dejar pasar una de las escenas más absurdas. Tenemos de un lado el protagonista (Caine; el héroe, científico modelo) enfrentado al General Slater (prototipo de militar, algo prepotente y bruto; el científico le gana todas las discusiones, claro); pero, ya avanzada la película, el guionista siente la necesidad de mostrar que el general es de buena madera, y por encima de los inevitables encontronazos científico vs militar, hay cosas superiores que unen a los buenos ciudadanos; entra pues el General, acompañado de un Mayor más joven, a la sala del hospital donde Caine cuida a «la chica» (una bella doctora que -of course!- se ha enamorado del héroe) gravemente picada por las abejas.

No sé si esto será, en el guionista, un intento de «bajar línea» o un mero intentar adaptarse al imaginado sentir de la platea o qué (en general, es arriesgado intentar adivinar lo que pasa por la cabeza de este guionista). Sí podemos convenir en que no le salió. Ahora, les diré que a mí otros intentos edificantes de mejor fama, incluso en los blogs… como, por ejemplo, la frase sobre el matrimonio en «Los increíbles», no me caen mucho mejor.
* Voy listando las vistas en imdb (pre 1970; 1970-1990 ; post-1990…). Me queda mucho, ya sé.