Bien, ya sospechaba yo que algo no andaba, se notaba una falta de ritmo… Y supongo que más la notaría ahora, que estoy releyendo la Ilíada en endecasílabos. La traducción es de Hermosilla; y aunque -según veo en Internet- no tiene muy buena fama, la verdad es que la estoy disfrutando (exceptuando los comentarios del traductor, algo fastidiosos). Mérito de Homero, tal vez, o defecto de mi oído poético. Igual, me alegra disfrutarla.
…
Mas entonces Aquiles en las naos
retirado vivía por vengarse
de Agamenón, caudillo de las tropas;
y en la orilla del mar toda su hueste,
o ya arrojando el disco, o ya corriendo
lanzas, o al blanco disparando flechas,
el ocio entretenía. Los bridones,
cada cual junto al carro de su dueño,
del muy sabroso loto o fresca alfalfa,
el abundante pasto consumían,
y los brillantes carros de los jefes
inútiles yacían en las tiendas:
y ellos, que muy penados suspiraban
porque su gran caudillo a los combates
tornara, discurrían por el campo,
mas no tomaban parte en la pelea.
Luego que ya formados los aquivos
se pusieron en marcha, parecía
que la anchurosa faz del orbe todo
en fuego se abrasaba: tal el brillo
era que despedían los arneses.
Como indignado el poderoso Jove
de Arimos estremece la alta sierra,
donde dicen que yace Tifoeo,
así bajo los pies de los aquivos
la tierra retemblando recrujía,
y pronto recorrieron la llanura.
Iris en tanto, cuyos pies veloces
al raudo viento en el correr igualan,
por mandado del hijo de Saturno
iba a dar a los teucros el aviso…
Mas entonces Aquiles en las naos
retirado vivía por vengarse
de Agamenón, caudillo de las tropas;
y en la orilla del mar toda su hueste,
o ya arrojando el disco, o ya corriendo
lanzas, o al blanco disparando flechas,
el ocio entretenía. Los bridones,
cada cual junto al carro de su dueño,
del muy sabroso loto o fresca alfalfa,
el abundante pasto consumían,
y los brillantes carros de los jefes
inútiles yacían en las tiendas:
y ellos, que muy penados suspiraban
porque su gran caudillo a los combates
tornara, discurrían por el campo,
mas no tomaban parte en la pelea.
Luego que ya formados los aquivos
se pusieron en marcha, parecía
que la anchurosa faz del orbe todo
en fuego se abrasaba: tal el brillo
era que despedían los arneses.
Como indignado el poderoso Jove
de Arimos estremece la alta sierra,
donde dicen que yace Tifoeo,
así bajo los pies de los aquivos
la tierra retemblando recrujía,
y pronto recorrieron la llanura.
Iris en tanto, cuyos pies veloces
al raudo viento en el correr igualan,
por mandado del hijo de Saturno
iba a dar a los teucros el aviso…